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- 07/10/2016 02:01
Colombia: rechazo de acuerdos, ¿qué sigue ahora?
El mundo entero estaba a la expectativa sobre los resultados del plebiscito donde los colombianos votaron en rechazo del acuerdo que el Gobierno negoció con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). De haber sido aprobados, debían terminar formalmente con 52 años de lucha por derrocar al Gobierno de ese país.
Dicho rechazo fue una sorpresa para muchos dentro de Colombia como fuera de ese país. Todas las encuestas y sondeos de opinión daban por sentado que el resultado sería por un margen de por lo menos dos a uno. El ajustado resultado de los resultados de la votación del 2 de octubre no puede ser interpretado como un rechazo a la Paz en Colombia, sino más bien como un voto contra unos acuerdos que para muchos no traerían ni Paz ni Justicia.
No hay duda de que el contenido de los Acuerdos de Paz para los colombianos distaba por mucho con las expectativas de seguridad y justicia frente a las realidades que se esperaban vivir al finalizar el conflicto. El discurso utilizado por el Gobierno para promover la aceptación del acuerdo como un SÍ a la Paz, conspiraba con los riesgos y amenazas percibidas por la sociedad de que sus disposiciones significarían la impunidad de los miembros desmovilizados de las FARC. También que un número importante de combatientes podría permanecer activo de manera clandestina tras dicho proceso, empeorando la situación de inseguridad e incrementar las dificultades de la economía colombiana. Las severas presiones fiscales, igualmente, podrían significar aumento de impuestos tras la baja internacional del petróleo y otros factores económicos.
Por otra parte, el acuerdo consideraba la distribución de unos tres millones de hectáreas de terreno que requerían ser expropiadas, incrementando los conflictos sociales en las zonas rurales. Por otro lado, la gente no comprendió el porqué el Ejército de Liberación Nacional (ELN), con sus combatientes armados, claramente pretendía continuar la lucha, y de hecho se movilizaba hacia áreas abandonadas por las FARC. En un entorno posterior al acuerdo, el ELN podría llegar a ser aún más fuerte y tan violento como las FARC en su propia organización.
El 2 de octubre, aprobar el acuerdo era para ‘poner fin al conflicto y construir una paz estable y duradera '. Elementos polémicos, como la participación de las FARC en política y garantizarle 10 curules en el Congreso colombiano durante dos periodos tras las elecciones de 2018 y 2022 y un pobremente explicado sistema de justicia transicional, que permitiría a las FARC evitar el castigo por delitos cometidos durante el conflicto, sin duda ayudó a movilizar a los colombianos contra el acuerdo.
La votación pone de manifiesto la fuerza de la democracia colombiana y sus instituciones, a pesar de las imperfecciones. El presidente Santos declaró que continuará apoyando el cese del fuego actualmente en vigor con las FARC y aunque el grupo directivo de las FARC ha declarado su deseo de continuar trabajando hacia la paz, es probable que un número importante de mandos medios de las FARC escogerá abandonar el proceso de paz. Es probable que el Gobierno mantenga el alto el fuego con las FARC, mientras trabaja hacia un nuevo acuerdo. Sin embargo, ello permitirá a disidentes de las FARC operar con casi total impunidad en estas áreas y continuar actividades ilícitas, como el narcotráfico y extorsiones, ya que ello supondrá riesgos relativamente bajos. En tal escenario, la posición del Gobierno de Colombia se hará cada vez más difícil.
El impacto de la economía en las fuerzas armadas, así como la difícil situación en la que ha entrado Colombia, también ocasiona preocupaciones acerca de los recursos disponibles para continuar la lucha contra las FARC, ELN y las Bacrim. El ejército colombiano ha tenido recortes significativos en nombre de la paz. Tampoco es claro cómo el rechazo afectará los esfuerzos de reorganización dentro de las estructuras militares colombianas.
Aunque EE.UU. se ha comprometido a continuar apoyando a Colombia tras el rechazo de los acuerdos, no está claro si será tan generoso en ayudar a continuar el conflicto, o como lo fue en apoyo a la paz. Muchos en la administración Obama están decepcionados de que ‘la Paz en Colombia ' no será parte del legado de la administración saliente.
Que nadie lo dude. El rechazo del acuerdo implica importantes riesgos para la seguridad de Colombia y nuestro país. Sin embargo, es una decisión que solo podrían tomar los colombianos. Y lo han hecho con dignidad.
ABOGADO