En Cúcuta, principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, la tensión por el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe parece...
- 26/09/2011 02:00
Testigos de infidelidades
En un acto de infidelidad, el deleite por lo prohibido es lo que más motiva, según me han dicho. Pero, ¿qué sucede cuando en estos casos una tercera persona se percata de dichos eventos y conoce a uno de los involucrados? Una lectora, se encontraba en esta situación y me confió sus dudas en decirlo a la parte engañada; pues, hay un axioma en estos casos que es no meterse en problemas ajenos, y cuando se trata de infidelidades, menos aún, pues la idea general es que quien delata el acto queda en el medio, mal y al final la pareja regresa.
La razón que impulsaba el deseo de decirlo a su contraparte femenina era que también había pasado por algo similar y que en ese momento le hubiese gustado saber que su pareja le era infiel; esta es una situación complicada y triste, común en nuestra sociedad, donde tanto hombres como mujeres vulneran la confianza de su pareja con otras personas que teniendo o no igual compromiso se lanzan a aventuras, desconociendo las consecuencias en el hogar.
Estamos viviendo alguna expresión secundaria del desarrollo económico en detrimento de los valores básicos de la sociedad o simplemente estamos viviendo situaciones que siempre se han dado y nos sorprenden por ser más discutidas en cualquier escenario; el tema de nunca acabar es la razón por lo que se lleva al acto y la otra son las circunstancias en las cuales se encuentra la persona infiel, aunque absolutamente nada justifica tal evento, pues es un acto que vulnera la confianza, el respeto y amor con quien se convive.
Creo que al ser testigo de infidelidades hay que tomar criterios importantes, el primero es que el testigo al decirlo pasa de ser espectador a ser protagonista, puede que quede inmerso en un problema adicional a los que tiene, también cabe la posibilidad de que al cabo del tiempo ambos regresen por medio del perdón y quede mal el testigo, como también un eterno agradecimiento del engañado al quitarle la venda para que vea la realidad.
Nadie viene al mundo programado para ser infiel, ladrón, irresponsable o hipócrita, son acciones y actitudes aprendidas, no solo por observación, también por el entorno en que se desarrolla esa persona, indistintamente del sexo; el problema, en mi humilde opinión, radica en que siempre se quiere justificar las acciones y, a pesar que hayan altibajos en la relación (que siempre van a existir), hay que buscar salidas decorosas y nada traumáticas que para mí son dos: la primera, si hay amor, química y compromiso, buscar arreglar las cosas haciendo la relación lo más equilibrada posible, respetando la personalidad y el espacio de cada quien, pues hay que recordar que su pareja tenía una vida, amigos, conocidos, hábitos y diversiones antes que llegara usted; y la segunda, que nadie quiere asumir, es poner el pecho y dejar la relación a la buena, siendo sinceros, sin traumas innecesarios y eventos bochornosos, pues, tanto hombres como mujeres tienen reputación.
La verdad siempre sale a la luz, no importa cuánto tiempo la oculte, lo que sí creo es que si es testigo, medite sobre lo que dirá y las consecuencias.
*ADMINISTRADOR DE EMPRESAS.