El caso Bosco

El problema de la candidatura de Bosco Vallarino fue provocado por la inconsistencia del Tribunal Electoral antes de mayo de 2009. Si hubiese tomado una decisión a tiempo, los problemas subsecuentes no hubiesen ocurrido. Ganó Bosco, lo que significa que el soberano habló alto y claro. Mal podían las autoridades invalidar algo que la población decidió. Vino luego la restitución de la ciudadanía de Vallarino por la Asamblea Nacional. Lo que hizo la Asamblea en ese momento, fue darle una mayor legitimidad a la elección de Bosco. Pretender ahora deshacer todo esto es hacerle un flaco favor a la democracia. Y si hilamos bien, lo que cabría es hacer una nueva elección para la Alcaldía de Panamá, porque pretender sacar a Bosco y que su suplente pase incólume es seguir torciendo el derecho. En pocas palabras, lo accesorio sufre la suerte de lo principal. Lo lógico es seguir con este entuerto que pretendió reparar la Asamblea en los primeros días de su gestión en el presente lustro y rechazar la propuesta legislativa para sacar a Bosco, porque hacer lo contrario es hacer más aberrante una aberración jurídica.