En Cúcuta, principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, la tensión por el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe parece...
La metamorfosis global nos lleva a otra dimensión. Por un lado, las grandes potencias experimentan con sus poderosos cohetes para empezar a colonizar la Luna y Marte y, por el otro, grandes conflictos nos arrastran cada vez más hacia una guerra: Rusia contra Ucracia, Israel contra Hamás, Estados Unidos e Inglaterra contra Yemen y los atentados en el mar Rojo, son el vaticinio de lo que puede venir. Paralelo a estas conflagraciones, África está encendida y qué decir de las amenazas de Irán, Corea del Norte y otros países más que solo esperan el chispazo para entrar en conflicto directo. América Latina, por su parte, está en la ola de cambios. En Argentina eligieron a un Milei y en Ecuador a un Noboa, cuyas presidencias dan visos de que candidaturas con talante de derecha están imponiéndose. México estaría por elegir a la primera mujer en el cargo de presidente y en Panamá hay una incertidumbre que impide vaticinar con claridad. Pero independientemente del panorama, los panameños tenemos que tener una visión clara de hacia dónde debemos conducir el país. Hay ocho candidatos y no tenemos una hoja de ruta en común, para escoger entre esos ocho, quién sería el más apto para ejecutar el proyecto. Esta ambivalencia nos pone en un problema y debemos solventarlo antes de que tengamos que improvisar. Aunque los ocho candidatos son figuras de diferentes corrientes partidarias, la realidad es que la sociedad panameña es una sola y por y para ella es que tenemos que trabajar con una visión clara. ¡Así de simple!