Orden primero

Los panameños estamos sentados sobre un istmo tropical de inmensa riqueza. Su posición geográfica, sus hermosas playas e islas, son un atractivo exquisito para foráneos. Pero ¿cómo estamos regalando nuestro patrimonio sin un mayor reparo? Sí, eso es lo que pasa. Por un lado tenemos playas no accesibles a todos los habitantes y, por el otro, la oferta de islas panameñas en el mundo es muy conocida. Hasta ahora no hay una política efectiva para que los accesos a las playas sean democráticos y qué decir de las islas que se venden al mejor postor sin reparar lo que establece la Constitución y la ley. Lo cierto es que no hay orden y las autoridades responsables aprueban los trámites sin mayor examen. Aquí un hotel se construye a la orilla de la playa y de inmediato se prohíbe el acceso al menos que sea un huésped. Sin duda tanto la venta de islas como los accesos a las playas deben ser temas prioritarios de los candidatos presidenciales. Quien gane tiene que poner orden o, de lo contrario, el país terminará en anarquía.