El nuevo Curundú

Es innegable que el proyecto de Curundú, bandera de la actual administración, es indispensable para rehabilitar una de las zonas más deprimidas de la capital. A punto de ser adjudicado el contrato para su construcción, la propuesta ya ha adquirido forma y se ve más clara la tarea por realizar en términos de renovación urbana. No hay dudas del interés y el impulso que el Gobierno le ha imprimido al plan. Sin embargo, el mayor reto no es el desarrollo habitacional. La experiencia ha demostrado que el desafío es lograr cambiar significativamente las condiciones de vida de los habitantes de la zona. Con casas semiderruidas, la mayoría en madera y zinc, ingresos familiares inferiores a los $280, un alto índice de desempleo, violencia, casos de SIDA y deserción escolar, los pobladores de Curundú necesitan un lugar más digno para vivir, pero sobre todo oportunidades que les permitan integrarse a una sociedad, que hasta ahora les ha sido esquiva.