El momento de la Constituyente

E ntramos en una situación inédita, que permite adecentar el país. En 1989, tras la invasión, perdimos el momento, cuando el entonces presidente Endara no llamó a una Constituyente para establecer pilares sólidos para el sostenimiento y fortalecimiento democrático. Confiamos en el buen actuar de su ‘corte de lujo' y en la honestidad de su equipo, pero dejó intacta la Constitución militarista que luego, poco a poco, los gobernantes, matrimoniados con el poder económico, han utilizado para llevar a la nación al caos de hoy. Las develaciones de Odebrecht, permiten una vez más llevarnos a la reflexión para revisar el modelo de país que queremos y, a través de una Constituyente –que, a propósito, prometió Varela- construir los pilares firmes que necesita Panamá para salvarnos de una caída brutal hacia un abismo oscuro y de muy difícil retorno. Ya no aguantamos un poder judicial tan corrupto y ciego (a conveniencia). Tampoco aguantamos un poder legislativo que se cuadra con el dinero. Señor Presidente, la hora de cumplir su promesa es esta. Los que están detrás de las presiones no buscan salvar el país de la corrupción; lo que buscan es salvar sus intereses económicos a costa del resquebrajamiento de la gobernabilidad. Estamos al borde de un golpe de Estado ‘legalizado' y no podemos permitir esta aberración que solo busca salvaguardar intereses de ‘aprovechadores'. Es el momento de llamar a los amigos del país, esos líderes legítimos que buscan el bien de Panamá. Necesitamos unir esfuerzos para evitar el colapso. Hay que hacer investigación de todo, sin parcialización y estabilizar Panamá, para que nuevamente se levante como la gran nación que es y la Constituyente es la vitamina que necesita. ¡Aprovechemos el momento!