• 09/06/2017 02:00

Comey en el Senado

Si algo protege la democracia es la institucionalidad.

Ayer compareció voluntariamente el exdirector del FBI, James Comey, ante el Comité de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos. La audiencia acaparó la atención mundial, porque se trata de un asunto mayor: la posibilidad de que producto del comportamiento del presidente Donald Trump en una reunión privada con el exdirector, se pueda terminar en un proceso de ‘impeachment' al recién instalado presidente. Por supuesto, hay mucha tela que cortar todavía, para conocer si estamos ante un nuevo ‘Watergate'. Ahora bien, de la audiencia saltan a la vista elementos aleccionadores de los que vale la pena hacer recuento para entender lo importante que la institucionalidad es para una democracia. Un Órgano Legislativo, independientemente de quién tenga la mayoría, dispuesto a cumplir su rol de fiscalización del Ejecutivo; un exfuncionario que entiende que sus responsabilidades para con su país trascienden a su periodo de gestión; un funcionario que comprende el justo alcance, que no importa a quién tenga enfrente —así sea al presidente—, la ley está por encima de todo y en algún momento se le pedirán cuentas; la importancia del buen criterio de un servidor público para saber que hay reuniones que deben quedar documentadas por escrito y, entre otros, que un presidente no puede pedir —ni parecer que pide— a un funcionario hacer algo que la Ley no permite. Si algo protege la democracia es la institucionalidad.

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