La maquinaria clientelista

Los partidos políticos panameños actuales se estructuraron a imagen y semejanza de los partidos tradicionales que existían antes del golpe de Estado de 1968. Sin excepción, todos los partidos se han convertido en una maquinaria electorera y clientelista que ha llegado a su máximo nivel de corrupción en los últimos quinquenios. Bajo ese esquema actual los que mueven al electorado de los partidos y los candidatos a puestos de elección han desarrollado tal complicidad que institucionalizaron toda clase de planillas para el mantenimiento de sus activistas políticos. Esta realidad ha convertido a los partidos en un sistema muy corrupto y muy costoso para el Estado, pues, además de los millones de dólares que se gastan a través de las diversas planillas, hay que pagarles las elecciones, según las normas electorales. Este sistema corrupto ha penetrado hasta las entrañas de los electores; de allí que las candidaturas independientes están luchando en forma desigual. Y es que cuando las maquinarias clientelistas de los partidos, debidamente ‘aceitadas', arranquen sus motores y empiecen con las campañas millonarias a crear la imagen de sus candidatos, a repartir promesas de puestos, dinero, jamones, materiales de construcción, patitas de pollo y llamen a toda clase de conciertos, bailes, matanzas, etc., y empiecen a regalar gorras, suéter y zapatillas, no hay duda de que la situación seguirá el mismo rumbo que hasta ahora. Para salir de este círculo vicioso, lo más adecuado es penetrar los partidos políticos, limpiarlos de esa gente inescrupulosa y fomentar la cultura de la decencia. La tarea no es fácil, pero imperdonable no emprenderla. Tampoco los resultados serán muy rápido, pero hay que empezar ya. Lo que no se debe hacer es persistir en el error, manteniendo este sistema político arcaico y corrupto.