El cuarto puente

La historia es una caracola. Un ejemplo de esto es el retraso y desvío de fondos que estaban destinados a la construcción del cuarto puente sobre el Canal, una historia que recuerda al malogrado puente de Van Dam, el ‘puente fantasma' que dejó la presidencia de Aristides Royo, quien en 1980 aprobó la construcción del puente ‘Simón Bolívar' sobre el Canal de Panamá, a un costo de 100 millones. La obra nunca se concretó. El Gobierno suspendería los trabajos tres años más tarde. El contrato fue investigado, pero como todo, las causas que en Panamá guardan relación con desfalcos millonarios, la investigación no prosperó. Al final, el contratista reclamó una jugosa compensación. ¿Sucederá lo mismo con el proyecto del cuarto puente? Lo cierto es que hasta ahora todos los intentos de construir un puente que acompañe al de Las Américas han sido accidentados. Solo basta con recordar la inauguración del puente Centenario, durante el Gobierno de Mireya Moscoso, una obra que fue entregada antes de que se completara la carretera que lo justificaba como alternativa vehicular para desplazarse de la ciudad al interior del país. Que esto nos ayude a reflexionar sobre la necesidad de una política de movilidad coherente, más allá del afán de lucro de algunos contratistas y políticos de ayer y de hoy.