• 27/06/2018 02:00

Liberar Panamá

‘Dejar pasar las cosas y no actuar es tener una mentalidad obtusa y mirar con luces cortas'

La corrupción y la impunidad son hermanitas gemelas. Nacen cada cinco años, crecen, se reproducen y se multiplican. Es la regla en Panamá y en muchos de los países latinoamericanos. El problema es que hay muchos lobos con piel de oveja. Grupos que aparecen como grandes defensores del bien común, pero en la práctica son defensores de intereses. Lo que vive hoy Panamá es que dos grupos económicos se pelean el botín público y se han entronizado en los diversos entes judiciales para controlar el poder. El país requiere un cambio y para ello hay que crear reglas que permitan tener un sistema de justicia eficiente y funcional, no la caricatura de jueces que responden al jefe de turno. Lo peor es que el país cada día se sume en una vorágine de corrupción. Urge que la sociedad cree ese nuevo esquema funcional, donde la justicia camine por donde debe ser, la Asamblea juegue su papel de contrapeso y el Ejecutivo no tenga cómo comprar conciencias, entonces el país se enrumbará por el camino correcto. Quienes se oponen a que no cambie el sistema ‘porque no es el momento', son quienes pelechan del caos, un caos que tarde o temprano arrastrará a todos por igual. Hay que hacer un alto y liberar Panamá. Dejar pasar las cosas y no actuar es tener una mentalidad obtusa y mirar con luces cortas. Panamá vale más que eso. No la dejemos arrastrar hacia un callejón sin salida.

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