El peligro de los extremos

Nadie duda que Panamá tiene un modelo político que no da paso para que el país entre en la senda del desarrollo. La lógica elemental indica que hay que adecuarse a los tiempos y cambiar este modelo para enrumbar Panamá. Desde la invasión estadounidense a la fecha, los sucesivos Gobiernos y líderes políticos han esquivado este proceso, pero cada día que pasa, la frustración aumenta y se manifiesta en las calles en la intolerancia, en el poco importa, en la pereza y en la desidia... Es justo lo que ocurrió en Venezuela, que luego fue tomada por el chavismo y, en lugar de unir el país, lo que hizo fue dividirlo y empobrecerlo. El caso de Venezuela es un ejemplo de los extremos de izquierdas, mas Panamá corre el mismo peligro, pero no por el ‘cuco' de la izquierda, sino por el ‘cuco' de la derecha. La riqueza y el poder político se ha concentrado en un solo sector de la sociedad que se pelea a muerte entre sus miembros, aplastando la democracia, la justicia, la equidad y el bien común. Los últimos Gobiernos han estado en manos de empresarios, hombres ricos que supuestamente sabían hacer las cosas. La realidad hoy es un país endeudado a extremos, una corrupción boyante y una economía que no camina, amén de que el circulante en la calle escasea. Estos son los peligros de los extremos, por eso son necesarias nuevas reglas, donde se fijen los contrapesos que eviten los abusos como de los que hoy se quejan todos los panameños.