El poder de la decisión

Y a se está poniendo de moda en la sociedad el consumo de productos orgánicos, la no utilización de bolsas plásticas o los carrizos. Los cambios no han salido así por así; ha sido una maduración de la conciencia de la gente, lenta pero efectiva, que está sentando nuevas formas de consumo y de costumbres. De lo que se trata esto, es de una simple elección de la persona. Si quiere o no seguir promoviendo y patrocinando la destrucción del medio ambiente, sigue usando bolsas plásticas y carrizos para beber. Si quiere seguir o no consumiendo productos a base de químicos… El poder de la decisión es monstruoso, en la medida en que la gente vaya concienciándose de cuántos cambios puede provocar con simples pasos en la dirección correcta. Con la producción agropecuaria local se puede aplicar el poder de la decisión. Consumiendo productos nacionales se apoya a la gente del campo, se lleva alimentos frescos y se minimiza la fuga de divisa. Hoy el país está lleno de productos importados que se venden con etiquetas de otros idiomas y muchos definitivamente inferiores al producto nacional porque, por ejemplo, no son frescos y encima de eso, son caros. La sociedad puede lograr el cambio con su determinación a acabar con el lucrativo negociado de las importaciones. Hay que fomentar el consumo de leche nacional, de huevo nacional, pollos frescos nacionales… Hay que ayudar a los porcinocultores, a los cebolleros, a todos los productores en general, quienes están expuestos a una injusta competencia, porque no cuentan con el apoyo de las autoridades. La decisión de comprar este o aquel producto es de los consumidores y son ellos los que tienen el poder. ¡Hay que usarlo!