La purga mexicana

En México, el recién estrenado presidente Andrés Manuel López Obrador inició una cruzada contra el robo de combustible, una práctica en la que supuestamente están involucrados desde exgobernantes, políticos y empresarios que se pavoneaban como los grandes hombres generadores de riqueza, pero que en realidad son grandes ladrones que esquilman las arcas del pueblo mexicano. Justa y oportuna la labor de adecentamiento, purga y accionar del presidente mexicano, que debe servir de ejemplo a todos los pueblos hermanos. Porque lo que pasa en México se repite como calco en cualquier país latinoamericano. En el caso panameño, donde no hay una empresa estatal petrolera, pareciera que esto no ocurre, pero la realidad estalla en nuestras caras. El robo está en la seguridad social, en la venta de medicamentos, en los alquileres de oficinas estatales, contrataciones chicas y grandes, en el uso y provecho de las mejores áreas a orillas del Canal. Aquí se venden como inversiones generadoras de empleos, utilizando concesiones estatales, grandes proyectos que, lejos de beneficiar el bien común, lo que buscan es el provecho personal. La inversión privada es la que se impone, pero no a través del robo. Hay que desarrollar los proyectos en concesiones estatales, pero siempre mirando el bien común. Que el fin sea ganar-ganar y no el atraco hacia los bienes públicos. El ejemplo, hasta ahora, de López Obrador, esperemos que sea por el bien de los mexicanos. Y es que en Venezuela se nacionalizaron también varias empresas y se atacó a los corruptos, pero el pueblo venezolano terminó trasquilado, ya que los negocios se los quitaron a varios empresarios corruptos, pero quedaron en manos de los nuevos corruptos. Y ese es el peligro.