• 02/03/2019 01:00

Un desastre

El problema de isla Boná es que es un importante lugar de anidación de aves y de investigación científica

El Ministerio de Ambiente es una especie de Aupsa, porque sus decisiones se pliegan a los proyectos y empresarios que causan efectos negativos en la sociedad panameña. Por más que quiera justificarse la administración del Ministerio de Ambiente, permitir la tala inmisericorde de árboles en la avenida Omar Torrijos que justamente serpentea el Canal de Panamá, es un hecho nefasto, lamentable y cruel. No hay justificación que pueda aliviar el dolor que siente la sociedad en general. Quizás un ‘perdón' o un ‘me equivoqué', pueden llevar un grado de alivio. Pero no solo a MiAmbiente le cabe responsabilidad; también al Ministerio de Obras Públicas y al Gobierno… A estas alturas y con los efectos que está teniendo el cambio climático, talar árboles para poner cemento, sin considerar las alternativas más viables, es una mentalidad de estúpidos. Si al desastre de la Omar Torrijos se le suma la destrucción de isla Boná, que ya el Instituto Smithsonian ha advertido sobre el continuar la tala de árboles para colocar tanques de combustibles, entonces lo que hay en MiAmbiente no son ambientalistas, sino depredadores. El problema de isla Boná es que es un importante lugar de anidación de aves y de investigación científica, pero a los administradores de MiAmbiente les es más lógico que allí operen tanques de combustibles. Tanto MiAmbiente como Aupsa, esta última cuya dirección jugó su más importante papel en afectar a los productores nacionales, son dos instituciones que comparativamente pareciera que se puso a los maleantes a fungir como los carceleros.

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