Una economía saludable

Los errores están latentes y no menos de un Gobierno ha sucumbido por malas decisiones. El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, es testigo de cómo una decisión equivocada en materia económica puede incidir en su propia estabilidad política. Y es que Costa Rica atraviesa por una grave crisis fiscal, reflejada en un alto endeudamiento gubernamental equivalente a la mitad del producto interno bruto (PIB). Alvarado quería llevar adelante un plan de austeridad para enviar un mensaje positivo a los mercados financieros internacionales. Pero, ¡el remedio le resultó peor que la enfermedad! Emmanuel Macron, el flamante presidente de Francia, tampoco supo leer a su sociedad y un aumento en el impuesto de combustibles contaminantes fue el detonante para violentas manifestaciones del pueblo francés, en las que le exigían toda clase de reivindicaciones. Esto demuestra lo crucial de mantener una política económica sana y estable, donde factores como deuda pública, crecimiento, estabilidad política, seguridad jurídica, grado de inversión, desarrollo, riqueza, tienen que estar alineados en una misma dirección para mantener el equilibrio. A diferencia de Costa Rica y de Francia, Panamá ha recibido los mejores elogios. Recientemente las calificadoras mejoraron la calificación de riesgo del país, lo que manda un mensaje de que Panamá es una buena plaza para invertir. También le manda un mensaje a los de la OCDE o del GAFI que, a pesar de lo que ellos digan, aquí se pueden seguir atrayendo inversiones extranjeras. La imagen de Panamá, golpeada por los ‘Panama Papers', listas negras, Lista Clinton y demás, se rejuvenece con esta subida en la clasificación del riesgo. ¡Bien por Panamá!