• 29/04/2019 02:00

Tolerancia

En ello el Tribunal Electoral y, con especial entrega los Delegados Electorales, han brindado un servicio cívico al país durante las últimas cinco contiendas electorales

La semana pasada concluyó con un hecho que ante tantas noticias relevantes pasó un tanto desapercibido. Un diputado en funciones, dirigiendo un grupo de simpatizantes, intentó asaltar la sede del Tribunal Electoral en la ciudad de Santiago, en atención a una decisión que el Tribunal tomó en ejercicio de sus atribuciones. Aquí es oportuno recordar que el proceso electoral es un todo completo, es un camino con inicio y final, y su integridad conduce a que la democracia alcance su propia esencia, la escogencia de los representantes del pueblo a través de la expresión de la voluntad popular. En ello el Tribunal Electoral y, con especial entrega los Delegados Electorales, han brindado un servicio cívico al país durante las últimas cinco contiendas electorales. Podremos o no estar de acuerdo con las decisiones de quienes dirigen el proceso electoral y algunas podrán ser debatidas; es más, su debate es parte de la esencia misma de la democracia también. No obstante, agredir a un miembro de la organización Delegados Electorales —ciudadanos que sin recibir remuneración colaboran para que el proceso se lleve adelante con tolerancia— es, sin duda, un hecho que merece ser deplorado y señalado como un despropósito en medio del torneo electoral. La paz, la tolerancia y el apego a la ley, a pesar de situaciones inéditas que han marcado estas elecciones, deben promoverse y mantenerse, especialmente en esta recta final que se inicia hoy, con un hecho que por rutinario no deja de tener relevancia en nuestra democracia: el traspaso de mando de la Fuerza Pública, como lo establece el Código, al Tribunal Electoral hasta la proclamación del presidente electo o presidenta electa.

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