• 21/01/2020 00:00

Libre postulación

La libre postulación debe ser un incentivo a los ciudadanos a participar, no una cadena de trabas...

Con el inicio de las reformas electorales, hay cambios que urge hacer y evitar que unos sobresalgan sobre otros. Desde la recolección de firmas hasta la condición de los magistrados de decidir qué candidatos de libre postulación son los que deben correr y cuáles no; que los candidatos por libre postulación tienen que presentar sus vicepresidentes mucho antes que los partidos políticos; que las firmas que se recojan incluya también los inscritos en partidos, sin que esto implique una renuncia tácita al partido al que pertenecía. Todas estas distorsiones se tienen que corregir, igual que la propaganda electoral que al final benefició a las grandes plataformas mundiales como Google, Facebook o Twiter. La libre postulación debe ser un incentivo a los ciudadanos a participar, no una cadena de trabas como si el candidato que se atreve a salir a buscar firmas tiene que pagar una penitencia. El proceso electoral tiene que verse como la gran fiesta del país y el tribunal Electoral como una institución facilitadora. Hoy ocurre lo contrario, la libre postulación es una odisea y los que se atreven a postularse terminan odiando el sistema. En tanto, el Tribunal Electoral es visto como una institución que frena la democracia por sus excesivos controles absurdos. Todo esto hay que corregirlo y hacer de las elecciones la gran fiesta nacional.

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