Romper el cerco

Desde hace años, la educación panameña está secuestrada bajo un modelo que, lejos de priorizar la enseñanza-aprendizaje, promueve el control por quienes mercadean con la educación y los gremios de educadores. Este esquema perverso les da la potestad a las escuelas y, por ende, a los educadores, de que, para poder pasar de un grado a otro, la certificación (créditos o boletín) la otorga una escuela. En otros países, desarrollados y otros en vías de…, esa certificación, con los estándares mínimos, la da el Estado. Es decir, un estudiante asiste a una escuela, pero, para pasar de grado, debe pasar el examen que le pone el Estado. Incluso, hay estudiantes que pasan de grado sin acudir a una escuela formal. Panamá tiene que romper ese secuestro de la educación, esto es prioritario, antes que construir grandes infraestructuras e invertir millones de dólares. El examen de grado no debe quedar en manos de las escuelas. Debe estar en manos del Estado. Este esquema obligará a las escuelas públicas y privadas, a los docentes y a los propios padres de familia, a poner por delante la enseñanza-aprendizaje. Con este cambio de enfoque se rompe con ese secuestro de la educación en Panamá, si es que de verdad queremos que sea la estrella que brille. ¡Así de simple!