El fracaso de la justicia

La solidez de un caso arranca en el Ministerio Público que, sin miramientos ni prejuicios, debe realizar una investigación en estricto derecho. Los últimos 11 años, desde 2009 a la fecha, hemos tenido siete procuradores de la Nación, lo que indica cómo se ha politizado el Ministerio Público. En el período de la exprocuradora Kenia Porcell se llegó a documentar con las revelaciones en los “VarelaLeaks”, que dieron cuenta de cómo se ponían de acuerdo procuradora y presidente (Porcell y Varela), para activar los casos que se investigaban. El problema es mayúsculo, porque ahora, esos casos que iniciaron torcidos, llegan al Judicial y a la hora de fallarse podrían causar una gran decepción en la sociedad. Y es que se trata de casos de alto perfil, donde no se investigó, sino que se incluyó al que se quería afectar y se excluyó al que se quería salvar. Se actuó así en Brasil, el famoso caso Lava Jato terminó desmoronándose, también por la revelación de los intercambios de mensajes de texto a través de la aplicación rusa Telegram, entre el exjuez Sergio Moro, el jefe del Grupo de Trabajo de la operación Lava-Jato, Deltan Dallagnol, y distintos procuradores y promotores de dicha operación, las cuales fueron hechas por el portal The Intercept Brasil. Allí se evidenció, como lo reveló el comunicador José Luis Ríos Vera, que “los intercambios expresan la esencia inconstitucional de la operación, su deliberado carácter de conspiración en contra del Gobierno de Dilma y las bases formales de la democracia brasileña…”. Es el fracaso de la justicia panameña lo que tenemos que enderezar, porque un país sin justicia imparcial, poco a poco, perderá su libertad. ¡Así de simple!