En Cúcuta, principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, la tensión por el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe parece...
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EL NÚMERO MÁGICO
Me enteré que los locos ya tienen el número mágico de 36 en la Asamblea con tres panameñistas: Lay, Cohen y Junior. ¿Cómo?
EL ACTOR
En la ANATI todo es una película. El que sustituyó a la Fula de El Nancito, Carlos Dutary, sale en el video de Tuko y Tuko de Mr. Saik. ¡Tremendo modelo!
DE VISITA
Andrés Pastrana, el ex presidente colombiano, está en Panamá de visita. Ayer estuvo almorzando con unos amigos en Elephant Grill.
LOS AMIGOS
Alemán Zubieta, Ritter, Ricardo Alberto Arias, Pancho Salerno, Fred Kardonski…, entre otros. Con Pastrana hablaron de todo y, por supuesto, el plato fuerte fue política y de ambos lados: Colombia y Panamá.
OTROS QUE NOS VISITA
Quique Wolff, de Simplemente Fútbol de ESPN, también visitó Panamá. No venía desde 1971, cuando jugó en Panamá durante la gestión de Pepe Vásquez padre (q.e.p.d.) al frente de la Fepafut.
LOS RIELES
Alguien comentando sobre la posibilidad de que los rieles del Metro ya se hayan usado en otro ferrocarril. Bueno, después que no los metan como nuevos, comentaba otro. ¡Voy a investigar!
LO IRREVOCABLE SE REVOCA
Muchos comentarios porque parece que ‘irrevocable’ sí se vuelve ‘revocable’. Todo se debe a que El Banquero dijo que su renuncia era irrevocable, pero sigue en el puesto de ministro.
RAPIÑA
Alguien me mandó a decir que La Racamandona, durante la apertura del sistema acusatorio en Penonomé, ordenó al chef que la segunda bandeja con langostinos no se colocara en la mesa principal, sino ‘guardarla para más tarde’.
KPC EN EL HST
Llamó alguien a La Decana para decir que don Ernesto Villarreal, de 81 años, internado en el Santo Tomás, no tiene KPC. Que esperemos la demanda… A propósito, la fuente está dispuesta a hablar…
INFLADO
Por allí viene un escandalito por unas ambulancias. Las sirenas están encendidas, porque el casito no lleva un enfermo, sino un muerto y bien putrefacto. Joooooo. ...y que nadie llore