• 23/12/2012 01:00

El juego de las vivezas

En diferentes ocasiones, Ricardo Martinelli se ha referido a sus adversarios como ‘perdedores’. En su lenguaje procaz, ese calificativo ...

En diferentes ocasiones, Ricardo Martinelli se ha referido a sus adversarios como ‘perdedores’. En su lenguaje procaz, ese calificativo tiene un sentido despectivo. Envanecido, se coloca con un ser superior, entre los ganadores que sí saben cómo saquear las arcas públicas. Los demás, son perdedores. Él es el vivazo, el que se las sabe todas, al que nadie le echa cuentos, porque se preparó con suma avaricia para adueñarse del país. La larga experiencia en negocios de dudosa factura lo colocaron en el sitial del capo, recordando a Valter Lavítola y su maestro Silvio Berlusconi, y le han permitido asfaltar el poco envidiable camino de la mafiocracia que instaló en el poder.

Un talante similar demostró Juan Carlos Navarro en el pasado Directorio Nacional Extraordinario del PRD reunido en Santiago. Allí amenazó a quienes lo ‘irrespetan’ diciendo que su tolerancia ‘tiene un límite’ y que sus críticos le están haciendo el juego a Martinelli; línea que siguió Panamá América al decir que los adversarios de Navarro ‘se volvieron como locos’. Pero el abanderado del PRD fue más allá. A gritos dijo que ‘nadie es más vivo’ que la actual dirigencia del partido y que quienes lo critican recibirán su merecido. O sea, el juego de las vivezas, de los perdedores y de la superioridad ante quienes cuestionan su conducta.

Al sembrar persecución, amenazas e imposiciones, la nueva dirigencia del PRD está abocada a domesticar a quienes se han mostrado desafiantes y demasiado autónomos. A quienes ha podido los ha quebrado de manera fulminante obligándolos a renunciar a puestos para los que fueron elegidos por periodos definidos. A quienes no ha podido silenciar, les ha inventado casos para impedir cualquier asomo de independencia de criterio. Solo está cómodo con los proclives a sonreír, aplaudir y cobrar.

Mientras tanto, la concentración del mando y la imposición de un criterio único en un partido que debe ser un ente plural de ideas y puntos de vista, está chocando con los principios y los valores éticos, con la decencia y la dignidad que todavía subsiste en ese partido.

Que no hay que hablar mal de los copartidarios, de acuerdo a un macabro y conveniente onceavo mandamiento, pero Javier Martínez Acha dedicaba su programa radial a denigrar sistemáticamente a la anterior dirección del partido.

Qué pruebas presentaron Leandro Ávila, Benicio Robinson y Rogelio Paredes para acusar por más de un año al ahora exsecretario general del partido de estar cobrando $25,000 mensuales en la Asamblea Nacional, cuando sabían que todo era parte de una mentira inventada para socavar al CEN del cual eran parte y del que se retiraron sin importarles los destinos del partido.

Solo hay que revisar las noticias y las glosas de los diarios oficialistas, Panamá América y Crítica, que se comportan como parte de la campaña de Navarro. Algunos de sus últimos boletines de prensa han sido reproducidos íntegros en los diarios de Martinelli. Navarro entregó a Panamá América el expediente, con copia de cheques incluida, de la operación hipotecaria de la sede del PRD, para dejar mal parada la dirigencia saliente. Pero ocultó que no quedó ninguna deuda porque los $300,000 obtenidos por la transacción, para cuya aprobación el propio Navarro obtuvo la firma de sus tres pupilos en el CEN anterior, habían quedado en caja.

Mi Diario dijo en estos días que en la Asamblea Nacional se conoce a Robinson y sus colegas del PRD como ‘parte de la bancada’ de Martinelli. ‘¿Los estará asesorando Ochy?’, preguntó el rotativo. Robinson le dijo a La Prensa que David Ochy le dio $50,000 para su campaña, pero no precisó que esa suma era entregada semanalmente. A regañadientes Paredes aceptó que Navarro recibe financiamiento de empresarios socios de Martinelli.

La Prensa informó que Robinson ‘nunca se pronunció en contra’ de la ley que autoriza a Martinelli a saquear los ahorros del Estado en el supuesto de emplearlos en la emergencia nacional provocada por los recientes desastres naturales. ‘Después dicen que hacen oposición’, añadió el diario.

Luego de tomarse el PRD, Navarro no ha planteado un proyecto común, sino mayor distancia y crispación mutua. Ha pasado al grito amenazante, a redoblar apuestas, a imponer un discurso sobre el otro y hacerlo sin límites, para que el partido, rehén y víctima del drama, siga mareado en un juego de vivezas.

PERIODISTA

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