El ático

AÑO NUEVO. Finalmente llegó. Con toda su carga de expectativas, esperanzas e incluso incertidumbres. El 2013 hizo su entrada por la puerta grande, la única puerta por la que llegan los segundos, minutos, horas, dias, semanas, meses y años: la puerta del tiempo. Es una puerta que nunca se cierra y que nos hace entrar en ella desde nuestro primer latido en las entrañas progenitoras. Los días que nos esperan en esta nueva carrera prometen aún mayores sobresaltos, con el riesgo de lograr que la sociedad se fastidie y termine por perder el interés. Ese sería el peor de los posibles. Por eso elevamos votos para que reine la prudencia y la sensatez, la transparencia y la conciencia cívica este año. ¡Bienvenido 2013!