• 16/08/2013 02:00

Más cerca de Marruecos

En una ocasión el expresidente Martín Torrijos comentó que quien promovió el respaldo del general Omar Torrijos al Frente Polisario, el ...

En una ocasión el expresidente Martín Torrijos comentó que quien promovió el respaldo del general Omar Torrijos al Frente Polisario, el movimiento que por cuatro décadas ha gestado la independencia del Sahara Occidental, fue el líder socialista español Felipe González. Fue una decisión que tuvo algo de romanticismo, en momentos de luchas revolucionarias y de movimientos guerrilleros. Pero cuando González asumió la jefatura del gobierno en España (1982-1996), rompió todo vínculo con el Polisario. Eran los tiempos del pragmatismo y del realismo político ante una causa absorbida por la Guerra Fría, que servía a los intereses de Argelia, con fuertes implicaciones en la seguridad de los Estados que integran el Sahel y para el futuro del Magreb africano.

La administración pasada tomó la decisión de bajar el nivel de la relación con el Polisario y por 18 meses rehusó admitir un nuevo representante de ese movimiento en Panamá. Esa posición varío, en forma inconsistente, un par de semanas antes de la asunción del nuevo gobierno. A finales del 2007, la administración anterior había respaldado las aspiraciones de Marruecos de convertir a la ciudad portuaria de Tánger en la sede de la Expo Mundial 2012, en condiciones en que competía con las ciudades de Wroclav en Polonia y de Yeosu en Corea del Sur. Finalmente, Yeosu se alzó con la sede.

A lo largo de la actual administración ha habido notables acercamientos hacia Rabat. En los últimos meses se han dado pasos concretos con miras a consolidar esa relación bajo el criterio de que a lo largo de su historia Panamá ha sido parte en la solución de conflictos y es sensible a situaciones que comprometen la paz y la seguridad internacional.

Como herencia de administraciones pasadas, las relaciones con el Polisario no han sido impedimento para que el gobierno actual explore alternativas en áreas de interés común con Marruecos.

En el medio están los logros políticos y democráticos alcanzados por Rabat que representan un ejemplo para los países árabes. De allí el interés de Panamá por forjar acuerdos bilaterales en temas agrícolas, comerciales, portuarios y de lucha contra el terrorismo.

La posición de Panamá es que la solución al diferendo del Sahara Occidental es una demanda urgente de la comunidad internacional, porque la situación de inestabilidad en la zona representa una amenaza para los países vecinos y compromete el bienestar futuro de sus habitantes. Para el gobierno panameño el diferendo de Marruecos no es con el Polisario, sino con Argelia. En el fondo se trata de un conflicto creado, como resabio de la Guerra Fría, y de las pretensiones hegemónicas de Argelia en el norte de África.

El gobierno de Panamá ha sido consistente en apoyar el proceso de negociaciones en el marco de las Naciones Unidas, con el debido respeto a la integridad territorial marroquí. Considera, además, que el estatuto de autonomía para el Sahara Occidental propuesto por el rey Mohamed VI al Consejo de Seguridad en abril del 2007 es una iniciativa que merece ser abordada por las partes con apertura, pragmatismo y realismo para sacar el conflicto del estatus de inmovilidad actual.

En acciones internas, Panamá está considerando iniciativas legislativas para revisar, conforme a los principios del derecho internacional, el sustento para mantener relaciones con el Polisario. Eso tiene que ver con las razones para reconocer una colectividad humana con el rango de Estado soberano, como ha pretendido hasta ahora ese movimiento independentista.

Varios países latinoamericanos, la mayoría de los cuales no reconoce al Polisario, han analizado el caso y concluido que para ser considerado como Estado soberano, dentro de las concepciones del derecho internacional, es necesario que tenga control efectivo sobre su territorio y su población, que posea gobierno propio e independencia plena. Esos elementos no están representados en el Estado constituido de facto por el Polisario dentro de territorio argelino.

Más recientemente, el gobierno nacional anunció que a comienzos del próximo año abrirá una embajada en Rabat, con el fin de impulsar el comercio, la inversión recíproca y fortalecer los lazos diplomáticos y políticos. Marruecos, en definitiva, representa una puerta natural para Panamá en el norte de África por sus avances democráticos, sociales y económicos, y porque hay complementariedad en diversos campos lo que redundará en beneficio mutuo.

PERIODISTA.

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