• 23/08/2013 02:00

J. J. Armas Marcelo: un error histórico por corregir

Un cable de AFP fechado en Panamá, y publicado por La Estrella de Panamá el 20 de agosto, nos informa que J. J. Armas Marcelo, el gran e...

Un cable de AFP fechado en Panamá, y publicado por La Estrella de Panamá el 20 de agosto, nos informa que J. J. Armas Marcelo, el gran escritor canario, señaló que ‘le persigue el fantasma’ de la leyenda del boxeo Roberto Durán, quien podría convertirse en uno de los personajes de su próxima novela que estará ambientada en Panamá. ‘... dicha novela transcurre entre la construcción del Canal de Panamá a principios del siglo XX, el tiempo del líder nacionalista Omar Torrijos, aupado tras un golpe militar en 1968, y la actualidad. Sin embargo, a veces se me tropiezan fantasmas que no deberían ir en esa novela como Roberto Durán, pero se me atraviesa y no sé por qué’.

Y pareciera que los fantasmas a mí me persiguen también, porque cada vez que veo que intelectuales extranjeros están convencidos del nacionalismo del Cruce de Tigre y Mula, los fantasmas de los panameños que lucharon y murieron por un país libre y soberano vuelven a aparecer. Sin embargo, ese supuesto nacionalismo de Torrijos es traicionado, cuando el 7 de septiembre de 1977 le firma a EE. UU. una Cláusula de Intervención, ‘dejando a Panamá —no el Canal— bajo el Paraguas del Pentágono’, que es la misma cláusula que invocaron para invadir a Panamá el 19 de diciembre de 1989.

Otro fantasma es Leopoldo Aragón, que nos advirtió de la traición que se legalizaba contra Panamá el 7-9-1977, inmolándose ‘por un ideal, por una convicción, por una obsesión que lo acompañaba en su exilio en Suecia, a donde llegó gracias a la intervención de Amnesty International y del rey de Suecia, quienes lo rescataron de las cárceles panameñas. Durante año y medio, el régimen de Torrijos lo había mantenido recluido en Coiba y sometido a brutal abuso físico y moral’.

Los otros fantasmas, son los asesinados y desaparecidos que se me aparecen pidiendo auxilio para tener un gabán con que arropar sus sueños, y entonces sus familiares tener una tumba donde llevarles flores. Y esos fantasmas que claman auxilio desde el más allá, como el padre Héctor Gallego, secuestrado y asesinado de un tiro en la sien en un centro de detención clandestino. Delito: enseñarles a los campesinos a no dejarse explotar. Carlos Alberto Araya, secuestrado por miembros de la seguridad del Estado. Delito: Ayudar en Nicaragua a compatriotas panameños, que se encontraban desterrados en Nicaragua por Torrijos. Andrés Fistonich, compañero de armas. Otros fantasmas que, con el tiempo, fueron encontrados como Heliodoro Portugal, Ever Quintanar en un cuartel militar, donde el jefe de Panamá era a quien J. J. Armas lo cataloga de ‘nacionalista’. Floyd Britton, asesinado con sevicia, en la Isla Penal de Coiba, donde por primera vez en la Historia de Panamá, se enviaron a presos políticos. Delito: ‘Ser de los comunistas que no se vendieron a Torrijos’. ¿Pero, la ambientación incluirá a estos asesinados y desaparecidos, y la traición del 7 de septiembre de 1977?

¿Cuál sería su reacción si un intelectual panameño, en España, anunciara a un diario español que se encuentra escribiendo un libro ambientado en la época del más grande nacionalista que ha producido España: Francisco Franco Bahamontes? Igualmente, otros fantasmas son nuestras indígenas y aborígenes, que fueron víctimas de Vasco Núñez de Balboa, y todo el oro saqueado, que 500 años después sería oportuno debatir si hay que devolverlo a sus propietarios.

Dijo A. Solzhenitsyn: ‘Hubiese podido descansar, relajarme, respirar, pero el deber para con los muertos no me da tregua: Ellos murieron, tú vives. Cumple con tu deber, a fin de que el mundo sepa todo aquello’.

Quizás estos fantasmas, de ahora en adelante, se le pueden atravesar, adicional al de Mano de Piedra, y al incluirlos en la ambientación de la época del ‘nacionalista’ Torrijos, quizás nos ayude a encontrar a esos desaparecidos y corregir un error histórico.

CPA Y EXINVESTIGADOR DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD.

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