• 14/09/2013 02:00

Omar Torrijos pide tres favores

Creo que no eran las seis de la mañana del miércoles 14 de septiembre de 1977 y vivía en calle 2ª Carrasquilla, cuando el sonar insisten...

Creo que no eran las seis de la mañana del miércoles 14 de septiembre de 1977 y vivía en calle 2ª Carrasquilla, cuando el sonar insistente del teléfono me despertó.

Me agitaba en el Círculo Camilo Torres (CCT), grupo estudiantil de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas que nos oponíamos a los Tratados recién firmados por el general Omar Torrijos Herrera (q.e.p.d.) y el presidente Jimmy Carter. Los días previos Olimpo Sáez, dirigente de nuestro grupo, Jorge Flores y Miguel Vanegas, estudiantes y dirigentes independientes, habían tratado de concertar una cita con el general Torrijos a través del rector de la Universidad, en ese momento, Dr. Eligio Salas (q.e.p.d.), para tratar de conseguir un mínimo de garantías democráticas para discutir dentro del plazo de 45 días que Torrijos había dado sobre la conveniencia o no de los Tratados firmados.

Era Olimpo quien me llamaba y me comunicaba, para nuestra sorpresa por la prontitud, que el general Torrijos se reuniría con nosotros en el Hotel Holliday Inn de Paitilla, y que nos esperaría a partir de las nueve de la mañana. La reunión nos llevaba al dilema de informar primero a los estudiantes de la Facultad en una Asamblea General de la situación, escuchar los planteamientos de los otros grupos y tratar de estar y no perder la oportunidad para el país de abrir la posibilidad mínima de discutir los Pactos, sin temor a la persecución, el atropello y cárcel para quienes nos oponíamos a los mismos.

La reunión estudiantil en el aula A-1, fue intensa y casi sobre las once de la mañana y con la contrariedad de grupos como el Guaykucho y el FER-29 que se oponían a ultranza a conversar con los militares, un grupo de estudiantes, entre los que se encontraban miembros de la Liga Socialista Revolucionaria (LSR) y del Centro de Estudiantes de Derecho (CED), Ismael Jaramillo Centeno, Jorge Flores, Miguel Vanegas, Olimpo Sáez, Rafael Zúñiga, Ricardo Eskildsen, Alberto Almanza, Nela Fernández, Herasto Reyes, Raúl Mata, Rodrigo Bernal, Rolando Marcos Hermoso y otros que escapan a mi memoria, llegamos a la reunión.

Torrijos nos había esperado pacientemente, el rector Salas estaba nervioso, pensando que no llegaríamos. Al general Torrijos lo acompañaban los teniente coroneles Roberto Díaz Herrera, Manuel A. Noriega, el rector de la Universidad, Eligio Salas, Adolfo Ahumada, el periodista Jorge Carrasco, su hermano Moisés Torrijos, entre otras personalidades del gobierno cívico militar.

Al iniciar la reunión, Olimpo Sáez, dirigente estudiantil de Derecho, en nombre de los estudiantes opositores hizo el planteamiento central de nuestras peticiones para que en un marco de respeto y tolerancia se nos permitiera tener acceso a periódicos, televisoras, espacios radiales, imprentas y cualesquiera medios de comunicación que estaban controlados por el Gobierno u otros que no se atreverían a brindarnos sus espacios por temor a ser reprimidos por el Gobierno.

Torrijos se comprometió a garantizar dicho espacio y en efecto, cumplió y no solo al movimiento estudiantil de la época, incluso a quienes se opusieron a la cita por temor o ceguera política, así como a grupos de profesionales como el Movimiento de Abogados Independientes, otros grupos cívicos afines o no al régimen, pudimos, dentro de las circunstancias conocidas, exponer nuestros razonamientos sobre el Proyecto político más importante de la República después de la Independencia de 1903.

Debo y deseo destacar un momento de la reunión con Torrijos, era la primera vez que el movimiento estudiantil que se oponía a la dictadura militar y a los tratados negociados por Torrijos estaban cara a cara con el ‘líder de la revolución octubrina’ como señalaban sus panegiristas. Hubo un momento que Torrijos muy sincerado con nosotros hizo una pausa y dirigiéndose a todos nos dijo con voz muy grave: ‘... muchachos’, les quiero pedir un favor, no uno, tres favores’. Se hizo un silencio en la sala y acotó: ‘No me mienten mi madre, no me digan dictador y no me llamen traidor; yo quiero este país tanto como Uds. les pido ese favor’..., Olimpo Sáez, quien era el vocero de esa muchachada protagonista de las jornadas que cuestionaba los Tratados del Canal, le contestó: ‘... tenga la seguridad general de que en lo que a nosotros respecta así será. ¡Queremos que la discusión sea de altura!’. Torrijos asintió con un gesto y así fue el final de la reunión y el comienzo de un torrente democrático para el país con la discusión de los Tratados y la apertura y tolerancia que la nación reclamaba.

ABOGADO.

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