Todos compran chances o billetes

Carlos Luis Nieto lo vio y contó a fines de la década del 40 con el documental ‘Todos compran chance o billetes’. Tal vez él no sabía qu...

Carlos Luis Nieto lo vio y contó a fines de la década del 40 con el documental ‘Todos compran chance o billetes’. Tal vez él no sabía que 60 años después, eso que describió de la gente del pueblo de Santiago, en Veraguas, sobre el derecho a probar suerte, sigue siendo así en todo el país. Un boom, un ritual que se practica como dogma en el istmo, y un negocio que cada vez genera más ingresos.

En los dos primeros meses de 2012 se vendieron números por 89 millones 845 mil 435 balboas. En todo el año pasado la actividad aumentó un 35%, según el informe del valor de apuestas de los operadores de juegos de suerte y azar. Por año, los panameños invierten de 600 a 700 millones de dólares en este rubro.

Está en la cultura. En todos los sentidos.

En la callejera y popular: en la expectativa puesta en la promesa. En los planes a condición de una eventualidad y la posibilidad de que una mano mágica tome esos números y los lance a una vida mejor.

En la de la industria también. El director panameño Abner Benaim, por ejemplo, produjo su película ‘Chance’ en el 2009, una comedia que le ha permitido entrar al mundillo latinoamericano de imágenes encantadas y que gira en torno a un billete de lotería. Y hubo algunas antologías de juego. La primera, compilada por Mario Marín Mirones, ‘Sorteos todos los domingos’. Data de 1936: 17 años después de pasar a ser propiedad del Estado, y 36 años de ser parte de la realidad cotidiana del panameño común.

No podemos dejar de mencionar a Rubén Darío Fábrega, quien escribió su cuento La Lotería (1979), y Eudoro Silvera, (pintor, caricaturista, cantor, cuentista, novelista) quien hizo otro con el mismo titulo un año antes, ambos muy originales.

Y, por supuesto, en la política. Y en la promoción del juega, pero del juega vivo.

CÓMPRATE A VER SI…

Valdría la pena anotar que quien se gana un dinero en la lotería (lote en la jerga de algunos yeyes) tiende a sobrevivir con lo poco. Pero cuando es grande el billete, quien se lo gana se queda en la mayoría de los casos calladito, lo deposita en un banco, o lo guarda debajo de la cama, preferiblemente un colchón, no tan viejo, envuelto el dinero en bolsa plástica (no del 99 por cierto), y vigilando que nadie descubra ese ‘encaleto’ donde cada semana se saca para comer, o pagar las alzas de precios que tanto nos martiriza.

Pero si alguien se entera que ganaste, prepárate, te va a acompañar hasta tu peor enemigo a cambiar esos billetes a la sucursal más cercana, y si eres extranjero te van a descontar.

Si eres del puente pa’lla, en el pueblo te recibirán como ‘héroe’ de no sé qué guerra, y allí aparecerán no solamente vecinos, sino hasta la novia que años atrás ni te miraba, porque todos quieren un ‘salpique’.

Otros te tratarán de embaucar con inusitados proyectos empresariales, prometiéndote inmensas ganancias en poco tiempo, pero serán los más osados te dirán que deposites en los bancos y vivas de los excedentes. También habrá quienes querrán llevarte al lado oscuro de la fuerza, ofreciéndote el modelo del guaro y la campaña. Es decir, un mundo mundano y cruel al alcance de la mano, con mujeres, alcohol, vida loca, una que otra prenda ‘fina’, vicios. Algo así como el hijo pródigo al que el padre le dio su parte de la fortuna.

Otros casos señalan que la gente se esconde para evitar esos ‘vivos’ y esconderse no solo de supuestos amigos, familiares, sino principalmente de ‘galanes’ a ‘damas’, y hasta de secuestradores (cualquier coincidencia preguntarle a la DIJ, que dice haber logrado resolver 17 casos de 18 en el 2012).

En conclusión, ganarse ‘un billetón’ en la lotería es para escribir un buen libro de cuentos, donde cualquier parecido a la ficción es pura coincidencia.

CLIN CAJA

¿Qué hay detrás? ¿Qué lo promueve? ¿A qué se debe el auge? ¿Tiene que ver con una esperanza en un azar por que el comprador es consciente de que la realidad nunca le dará tanto? ¿O con un Estado que lo avala y promueve para recaudar? ¿O ambos?

Para el sociólogo Marco A. Gandásegui la situación es clara: ‘El juego al azar es un vicio que prospera bajo la protección, promovido y avalado por las instituciones políticas de un país. Panamá no es una excepción. Generan muchos ingresos que forman parte del presupuesto oficial y otros que no aparecen en cuentas oficiales’.

—¿Qué se puede hacer?

—Se puede poner fin al vicio eliminando las leyes que lo promueven. Es el caso de la Lotería Nacional de Beneficencia, el hipódromo y, muy especialmente, los casinos. Los ingresos que representa esta política a favor del juego de azar que promueve el Estado son mucho menos que los daños que le hacen a la sociedad.

Y agrega: ‘El juego de azar es, además, un negocio vinculado al crimen organizado, la trata de blancas, la mafia, los ajusticiamientos, el tráfico de drogas y el blanqueo en gran escala de dinero. Todo esto vinculado a las autoridades gubernamentales y a la banca, así como a otros sectores asociados al comercio y especulación’.

Diversión, esperanza, costumbre. Literatura, cine, documental. Sí. Los juegos promueven, inspiran, provocan. Pero también son negociados e incitación. Los riesgos están a la vista. ¡Suerte!

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