El alcalde colonense denunció que una mayoría del Consejo municipal echó abajo estructuras de desarrollo humano
- 29/08/2013 02:00
PANAMÁ. ¿Por qué muere un bebé? se pregunta el padre Basilio Prado de la Iglesia Santa Rita de Casia. La verdad es que ni él mismo encuentra una respuesta a tan mística y dolorosa pregunta. Ante la muerte pocas son las palabras que pueden sanar las heridas del corazón de una madre.
Su nombre, Noeli Prado Bernardo. Esperó más el tiempo de su despedida que el que estuvo viva; solo fueron siete días. Su cuerpecito permaneció en la morgue por dos meses antes de recibir sepultura. Yilany Bernardo, su madre, así lo había decidido con la intención de que su cuerpo sirviera como evidencia en las investigaciones de los nueve neonatos que murieron en la Sala de Neonatología del Complejo Hospitalario de la Caja del Seguro Social a mediados de junio. Pero el parte forense le dio la oportunidad para cerrar el duelo.
‘Definitivamente el aporte que hicieron los niños, no solamente mi bebé, todos los niños que fallecieron, es darle una voz de alerta a las autoridades, a las personas que llevan los controles, a las personas que están detrás de esos cargos, que hay que cambiar el sistema para que no ocurran más muertes como las de estos bebés inocentes’, dijo Bernardo al finalizar la misa.
Un acto íntimo y emotivo para una amarga despedida. La circunstancias de su muerte parecen debatir los sentimientos de la madre en una lucha eterna enfrascada en el porqué y la injusticia que busca explicaciones entre el dolor, la fe y las lecciones.
Su cuerpo, ahora reducido a cenizas, cabe en una cajita que estará en casa mientras sus padres deciden si echarlo o no al mar.
Todo lo que puede pasar por la mente de una madre al despedirse de su hija. Eso sólo lo sabe el pañuelo que recoge sus lágrimas.