En Cúcuta, principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, la tensión por el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe parece...
- 20/09/2011 02:00
A sus 82 años de edad, el Dr. Arnulfo Arias seguía moviendo el péndulo del poder en Panamá.
Las mayorías aún votaban por él. Aún así, algunos no lo creyeron hasta que lo vieron. Este fue el caso de los editorialistas de los diarios del régimen, quienes habían pronosticado en 1978, que ‘el futuro político del Dr. Arnulfo Arias’ estaba ‘totalmente cerrado para él, por motivos biológicos, dada su edad’. Un lustro más tarde el pueblo decidió en las urnas, que el patriarca de la política panameña ganaría, una vez más, las elecciones presidenciales. Pero eso no estaba en la agenda de los militares que intentaron la persuasión de la fuerza para evitar su postulación. Tony Domínguez dice que ‘a Arnulfo lo amenazaron; le enviaron un emisario militar para hacerle saber que el Estado Mayor decía que él no podía ser candidato; y yo me acuerdo muy clarito que él me llamó y me dijo: ¡Vaya y dígale al primo (que era el Presidente de la Espriella) que yo voy a correr yo voy a ser candidato’.
Fueron 15 los partidos que se inscribieron para las elecciones de 1984. Los del gobierno, encabezados por Nicolás Ardito Barletta, debieron enfrentarse con la leyenda viviente, Arnulfo Arias Madrid. Ya con ocho décadas encima, fue postulado como el candidato de la Alianza Democrática de Oposición (ADO), en la que también militaban facciones del liberalismo. Para algunos era insólito que los enemigos tradicionales de Arnulfo Arias, los Liberales, corrieran junto a él. Muy poco le importaba eso a Arias; él sabía que quien cambiaba no era él. Cuenta Mario Rognoni que, en una ocasión, cuando enemigos históricos del liberalismo corrieron junto con Arnulfo, uno de ellos preguntó al otro: ¿Viste cómo ha cambiado Arnulfo? Y el otro repuso: ‘No… hemos cambiado nosotros’. Otro recuerda que Arias incluso llegó a bromear o reclamar directo (quien sabe): ‘Él era muy franco; una vez en reunión con los Liberales les preguntó directamente: bueno ya que ahora somos aliados entre comillas yo quiero que me expliquen ¿Cómo era que ustedes me hacían las trampas?’, evocó Gonzálo Córdoba entre nostálgicas sonrisas.
Como ya se sabe, Arnulfo Arias venció pero (otra vez) se impuso el fraude. Y cuando de Arias se trataba, nuevamente EU estaba tras bastidores. Raúl Arias de Para, autor de un libro titulado ‘Así fue el fraude’, sobre las elecciones de 1984, dijo que el Comité Panameño por los Derechos Humanos había invitado por su cuenta a tres respetadas personalidades norteamericanas a que observaran la verdad de las elecciones de 1984. Ellos recorrieron mesas de votación en la ciudad y sostuvieron reuniones con todas las partes. Luego rindieron un informe que, en la parte medular, decía ‘…los EU deben tener la precaución de no endosar estas elecciones como si hubieran sido un libre ejercicio del sufragio’. De nada sirvió este consejo. La posición de la Embajada no fue directa, pese a que también contaba con su propio informe. John Dinges revela que un funcionario de la Embajada de EU en Panamá, hizo uno. Confirmó que hubo una elección ‘manchada’, pero el Embajador Everett Briggs, prefirió no irse de bruces. El Departamento de Estado terminó brindando su apoyo al presidente de los militares, Nicolás Barletta el día de su posesión. También el Presidente de EU, Ronald Reagan, hizo lo suyo. Recibió a Barletta en la Oficina Oval, el 26 de julio de 1984, reconociéndolo como el ‘presidente electo’, escribió Dinges.
Tony Domínguez fue más categórico: ‘Yo tenía mis sospechas de los norteamericanos; yo tuve relación muy íntima con un agente de la CIA que estaba aquí, que se reunía dos veces por semana con Noriega y un día …. comenzamos a conversar con él y desde el momento que lo conocí, hicimos una buena amistad y conversábamos permanentemente sobre política. Tanto así que, el día anterior de las elecciones él me dijo que la cosa estaba difícil que estaba bien peleada pero, al día siguiente de las elecciones, me llama y me dice: ustedes ganaron por 50 mil votos pero la orden vino de Washington; el presidente va a ser Barletta. Después me llamó desde el aeropuerto diciendo que lo estaban trasladando, no sé para dónde pero prometió llamarme y más nunca supe de él’.
Esta versión de Domínguez no termina allí; años más tarde --dice-- Briggs confirmó la postura de EU: ‘Y después tres o cuatro años el Embajador Briggs vino a una visita y ya no era parte del Departamento de Estado. En un almuerzo que yo le di él se paró y dijo: ‘Yo tengo que confesar algo que me pesa en el corazón: las elecciones del 84 las ganó Arnulfo Arias, pero la orden de que Barletta era el presidente, vino de Washington’’. Tony Domínguez asevera que ‘hay testigos de esa reunión… éramos siete en ese almuerzo’, recuerda.