La educación pone en riesgo a Panamá

‘El futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela’. Si esta frase de El Talmud encierra algo de verdad y la prosp...

‘El futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela’. Si esta frase de El Talmud encierra algo de verdad y la prosperidad colectiva depende de algo tan básico, entonces los panameños tenemos motivos para preocuparnos. Y es que el sistema educativo parece ser el tendón de Aquiles de una economía en franco crecimiento.

Centros universitarios donde se enseñan materias obsoletas. Profesionales egresados cuyo nivel de inglés no supera lo básico y que desconocen lo que es la cultura empresarial. Que aplican sin éxito por algunas de las numerosas vacantes que están surgiendo debido al arribo de empresas foráneas y la ejecución de flamantes ‘megaproyectos’.

A raíz de estas deficiencias, las empresas optan por contratar a profesionales extranjeros, y disparan a la par una feroz competencia por el personal calificado que cada día se torna más escaso. Esta situación podría dejar, en los años venideros, sin aliento para más crecimiento a un país que está ‘condenado al éxito’, como apuntó en una oportunidad el embajador de Brasil en Panamá, Eduardo Prisco.

DESVENTAJAS DEL ’BOOM’

El crecimiento económico que ha experimento el Istmo en los últimos años ha puesto en evidencia las fallas de un sistema educativo que -a pesar de que en el mismo se invirtieron un millón 150 mi 945 dólares en el 2010- no es capaz de suplir la creciente demanda de mano de obra calificada.

De acuerdo con Jaime Bocanegra, de Price Waterhouse Coopers Panamá, que investiga el mercado laboral panameño, esta situación no se daba cuando en el país los índices de desempleo eran elevados: ‘En aquel entonces para cualquier vacante tenías a 20 personas para considerar’. El panorama ha cambiado dramáticamente desde el 2004, año en que se registró un crecimiento económico por encima del 7%. Hoy a las ‘empresas se les dificulta hallar siquiera 10 o cinco candidatos para cada vacante’.

La escasez de profesionales calificados ha desencadenado una encarnizada disputa entre las organizaciones por el recurso humano. En este clima de depredación, algunas empresas optan por ‘robar’ empleados a la competencia o por estrechar los lazos con las instituciones educativas y universidades para ubicar a los profesionales antes de que ‘los mismos salgan a la calle y sean contratados por alguien más’.

¿NECESIDAD O PREJUICIO?

Otra opción que manejan es recurrir a profesionales provenientes del exterior. ‘Los puestos directivos mejor pagados están ocupados por otro personal ya que el panameño no sólo no está preparado en términos de contenido, sino tampoco en cuanto a actitudes y de valores’, sentencia la educadora Ileana Gólcher, quien laboró en el Ministerio de Educación (MEDUCA) a mediados de los ochentas.

Se trata de una problemática que se viene generando desde años atrás, tal como indica un estudio realizado en el 2009 por Goethals Consulting Corp. El mismo reveló que un 80% de los puestos gerenciales en Panamá estaban cubiertos por extranjeros o por panameños que habían realizado estudios en el exterior.

Aunque dicha investigación no ha sido actualizada, John Bennett, presidente de Goethals Consulting Corp., no tiene dudas de que esta tendencia ha continuado su curso ‘y lo más probable es que vaya en aumento, ya que nada o poco se ha hecho para revertirla’. Subraya que la única manera en que la población nativa pueda competir con ‘los inmigrantes y con quienes estudian en las escuelas privadas o del exterior’ es descentralizando la educación, para que de esta forma no esté ceñida ‘a las faldas del Estado’.

Carlos Arellano Lennox, rector de Columbus University, confirma este panorama: ‘los profesionales que llegan graduados de otros países, especialmente de habla inglesa, y de ciertas universidades de calidad reconocida, tienen preferencia para ser gerentes’.

¿No hay talento en Panamá? No es eso, dice el doctor Lennox, lo que para es que ‘el talento está limitado a un solo idioma y a una educación de baja calidad comparada con otras universidades’.

El secretario general de la Universidad de Panamá (UP), Miguel Àngel Candanedo, opina que la tendencia de contratar mano de obra foránea está basada en ‘una tradición centenaria de los sectores dirigentes del empresariado panameño de estudiar en el extranjero y contratar profesionales del extranjero’. A pesar de que comenta que existe cierto prejuicio entre los panameños de ‘que todo lo que viene de afuera es mejor’, no desconoce las dificultades a las que se enfrentan los estudiantes universitarios, que son las víctimas de la crisis en el sector educativo. Prueba de ello es que en los últimos cuatro o cinco años en la UP se han inscrito entre 15 y 20 mil estudiantes, de los cuales solamente 10 o 12 mil han superado las pruebas de admisión.

PROSPERIDAD EN PELIGRO

Bocanegra advierte que de continuar el escenario actual se pondría en peligro el crecimiento económico que se ha pronosticado para los próximos años, ya que el país no estaría en ‘capacidad de suplir la demanda de mano de obra calificada’ necesaria para perpetuar esta situación de bonanza.

Carlos Urriola, gerente general de Manzanillo International Terminal, alerta que el peligro no está solo en el futuro, también en la concresión de proyectos en el presente: la Ampliación del Canal, el del Metro y el del Saneamiento de la Bahía de Panamá también podrían verse afectados por las deficiencias de un sistema educativo al que el crecimiento de la economía istmeña agarró desprevenido. ‘Somos un país pequeño, creciendo a una tasa de 7 a 8%, algo que ninguno de nosotros esperaba. Hoy en día, si no podemos crear los profesionales que se requieren el país no va a poder seguir creciendo’, vaticinó.

Urriola compara el mercado laboral actual con una pirámide, de la cual los diferentes sectores productivos han ido absorbiendo mano de obra a una velocidad cada vez mayor, hasta dejar solamente la base de la misma. Recién entonces se empezó a notar que tampoco el material que hay en la base es bueno, ‘está floja’, en palabras de Urriola. Y, para colmo, lo que queda disponible es lo que no pasa el filtro de contratación empresarial, por lo tanto, es difícil que accedan a un trabajo. Así lo ve el empresario: ‘los mejores profesionales ya han sido captados en medio de la vorágine del ‘boom’ económico’.

Añade que el sector empresarial está enviando un mensaje alto y claro en estos días: ‘lo que ofrece el mercado laboral no es lo que necesitamos ni con la velocidad deseada. Esto implica que en algún lugar hay una crisis’, enfatiza. Tal es la importancia que para él representa este tema, que considera que el mismo debería ser objeto de un debate nacional, ‘porque si no lo que va a ocurrir es que nos vamos a seguir quejando de que viene gente de afuera a cogernos las plazas de trabajo’.

LA BARRERA DEL LENGUAJE

Si el panameño aspira a competir en un mundo globalizado, en el que más que la nacionalidad del individuo lo que se cotiza es su eficiencia, deberá reforzar su dominio del idioma inglés. Urriola sostiene que en un país donde la economía siempre ha estado orientada hacia los servicios es menester que todos los salones de clases cuenten con un laboratorio de inglés.

Bocanegra advierte que la única manera de garantizar un aprendizaje profundo e intenso de esta lengua es aumentando la cantidad de profesores capaces de enseñarla, aunque esto signifique atraer docentes del extranjero.

Una mano de obra que domine el inglés a niveles administrativos contribuiría a que compañías como Copa Airlines no tengan que recurrir al talento extranjero para llenar aquellas vacantes en la que escaseen profesionales altamente capacitados, como apunta Leo Marchosky, vicepresidente de recursos humanos de esta organización. Añade que para ocupar ciertas posiciones en Copa Airlines es indispensable el dominio completo de este idioma, un requisito que cada día se torna más importante dentro de las exigencias corporativas.

‘No se aprenden el inglés porque no saben bien el español’, argumenta Gólcher. La profesora justifica su escepticismo en el puntaje obtenido por los panameños en las pruebas PISA de comprensión lectora, organizadas por la Organización de Comercio y Desarrollo Económico (OCDE). En el 2009, el Istmo quedó en el puesto número 62 de entre 65 países participantes, es decir, entre las últimas posiciones.

La ex consultora de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) afirma que las falencias de los profesionales del patio no se limitan solamente a lo académico, sino que involucran también un problema de autoestima: ‘Mire como saludan algunas personas, como con un lenguaje de derrota’.

El sistema educativo requiere de cambios que no sean improvisados, sino -como promueve Arellano Lennox- que sean producto de una ‘mayor coordinación entre el gobierno, las universidades y la empresa privada’, para que ‘las instituciones de educación superior y las escuelas técnicas comiencen a preparar el personal nacional que van a requerir las empresas por establecerse’.

Para eso haría falta que el gobierno, fuerzas políticas, universidades y empresarios promuevan y ejerciten un gran debate nacional. Es necesario porque es la única manera de que los futuros profesionales puedan ser competitivos y, gran cuestión, garanticen que la economía nacional continúe creciendo.

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