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Cambian los gobiernos, pero hay cosas que nunca cambiarán en la AN
- 15/02/2015 01:00
- 15/02/2015 01:00
Una Asamblea diferente y comprometida, con credibilidad. Esa, lo ha dicho una y otra vez, es la misión de Adolfo Valderrama mientras presida este órgano del Estado. Sin embargo, pareciera, hay costumbres que el panameñista no ha podido erradicar dentro del Palacio Justo Arosemena.
A principios de febrero, el departamento de Estadística de la Asamblea Nacional publicó el primer informe sobre el desempeño de este órgano desde que inició sesiones, el 1 de julio, hasta el pasado 5 de febrero. En siete meses, se han realizado 96 sesiones del pleno (88 de tipo ordinario, 3 solemnes, y 5 extraordinarias). En tiempo, los diputados han sesionado durante 220 horas y 40 minutos.
A nivel de las comisiones, ha habido 271 sesiones de comisión ordinarias, 43 de tipo informativo y se han realizado 12 giras. A diferencia del pleno, donde siempre ha habido el número de diputados para sesionar, en las comisiones se ha registrado falta de quórum en seis ocasiones. Hasta el 5 de febrero, los diputados habían invertido 781 horas con 37 minutos en las comisiones.
Este tiempo ha arrojado que, de julio 2014 a febrero 2015, se han prohijado 100 anteproyectos de ley (de 174 presentados) y se han aprobado 28 leyes (siete de tipo económico, 13 en materia social y 8 del rubro administrativo-judicial).
INCONVENIENTES
Los cálculos también indican que el ausentismo en las comisiones de trabajo, prácticamente, duplica los números de este mismo rubro en los debates. En las comisiones, el promedio de ausencias es de 23%, en el pleno es de 12%.
En estos siete meses, el promedio de asistencia de los diputados al pleno es de 54%; no obstante, hay que recordar que la actual Asamblea comenzó sesiones sin tener a todos los diputados acreditados, debido a los diversos procesos de impugnación que se llevaban a cabo por parte del Tribunal Electoral. No sería hasta el 2015 cuando las 71 curules del Palacio Justo Arosemena se habrían, finalmente, asignado. Eso, obviamente, afecta este el cálculo.
Sin embargo, a nivel individual, por diputado, la cifra sí se puede analizar, ya que los funcionarios de la Asamblea registran las asistencias, licencias y ausencias a partir de la primera sesión a la que el ‘honorable’ asiste luego de su acreditación por parte del Tribunal Electoral.
La Asamblea comenzó con 57 diputados y a lo largo de los meses se fueron confirmando quiénes eran los otros 14 que faltaban, luego de ir resolviéndose las distintas impugnaciones. Para septiembre, ya eran 60 las curules ocupadas; en noviembre, 61; en diciembre 63 y en enero, finalmente, ingresan los 8 que faltaban para alcanzar los 71 escaños ocupados.
En la infografía que se incluye en estás páginas se puede ver la lista de los diputados con mayor cantidad de ausencias y de licencias solicitadas.
ASISTENCIA INDIVIDUAL
De los 71 diputados que conforman el pleno, solo uno tiene asistencia perfecta. En 97 sesiones, Ana Matilde Gómez Ruiloba, electa por la libre postulación, no había pedido licencias ni había faltado. Tan solo en una ocasión en 98 jornadas de trabajo, Alida Spadafora, su suplente fue habilitada para sesionar de forma alternada.
Otro que no cuenta con ausencias es el único diputado del Partido Popular, Juan Carlos Arango; sin embargo, a diferencia de Gómez Ruiloba, el diputado del partido de la estrella verde cuenta con dos licencias solicitadas en 98 sesiones.
Por parte del Partido Panameñista, el que se lleva el primer lugar en este rubro es Juan Bautista Moya, con 94 asistencias y 4 ausencias. Quien ocupa una curul por el circuito 8-8, en realidad, fue electo como diputado suplente; pero ha asumido el rol dominante luego de que el principal en su fórmula, Melitón Arrocha, aceptara el cargo de ministro de Comercio e Industrias. Si, por esta razón, se quisiera obviar al del 8-8, entonces, el diputado panameñista con más asistencias al pleno es el propio presidente de la Asamblea, Adolfo Valderrama, quien –también en 98 sesiones– tiene 93 asistencias, 2 licencias y 3 ausencias.
De la bancada mayoritaria en el Palacio Justo Arosemena, la del PRD, con 26 escaños a su favor, quien lidera las cifras de asistencia es Iván Picota, elegido en el circuito 8-7. El perredista ha acudido a 93 debates. Aunque no se le registran ausencias, sí ha pedido 5 licencias en todo este tiempo.
‘ Te puedo decir que Héctor Valdés Carrasquilla tiene una hoja de asistencia prístina’, aseguraba el diputado del CD por San Miguelito la semana pasada en ‘Polígrafo’. Y, en cierta forma, el cedé no miente: En 98 sesiones, registra solo 3 licencias y ninguna inasistencia. Valdés Carrasquilla ha dicho ‘presente’ en 95 ocasiones, más que cualquier otro de sus copartidarios.
El único partido que no se ha mencionado hasta ahora es el Movimiento Liberal Nacionalista Republicano (Molirena), que es la tercera menor fuerza (Partido Popular solo tiene un diputado y la de Ana Matilde Gómez es la única curul obtenida a través de la libre postulación). En el caso de la dupla de los gallos, uno, Francisco Alemán (también presidente de su colectivo), está desde el primer día en el hemiciclo; el otro, Miguel Fanovich, ingresó, apenas, en enero. Por número, obviamente, Alemán tiene muchas más asistencias (68), aunque ha faltado 1 vez y ha pedido licencia en 29 ocasiones. El Molirena de Chiriquí, en cambio, tiene récord perfecto de 20 presencias sin faltas ni licencias solicitadas. Si lo vemos a través del porcentaje, el del circuito 8-6 tiene una asistencia de, apenas, el 69% en 98 sesiones. Fanovich, en 20 sesiones que se han dado desde que recibió sus credenciales, ha tenido asistencia del 100%.
LOS PRINCIPALES INVISIBLES
Y así como hay diputados con altos niveles de asistencia, hay otros que, por el contrario, se caracterizan por no pasarse mucho por la 5 de Mayo. Por ejemplo, el diputado del CD por el circuito 5-2, Salvador Real, ha pedido licencia en 81 ocasiones. En 98 sesiones, Real Chen solo ha acudido 16 veces al pleno.
Detrás del diputado por el 5-2, está su copartidario y expresidente de la Asamblea, José Muñoz Molina, con 68 licencias. El del circuito 8-10 solo se ha sentado en su curul en 30 ocasiones.
En cuanto a las ausencias, quien ostenta el récord es Aibán Velarde, diputado en el circuito 10-1. El perredista ha faltado al pleno 20 veces. A Velarde lo secunda en la lista otra figura del PRD, María Delgado, con 11 ausencias en 98 sesiones.
LOS SUPLENTES INVISIBLES
Y si las ausencias son la tónica en el caso de varios diputados principales, el fenómeno es más común en el caso de los suplentes.
Los suplentes no están obligados a acudir al pleno si el principal acude; sin embargo, sí lo están cuando son habilitados por parte del líder de fórmula para sesionar. Tomando en cuenta esto, significa que la cantidad de veces que un diputado suplente debe participar de los debates variará según la situación del diputado principal.
Los cálculos se harán tomando en cuenta la cantidad de sesiones para las que fueron asignados y no en base al total que ha llevado a cabo la Asamblea Nacional.
Si se mide por número, el suplente que más ha fallado a sus obligaciones es Alberto Arosemena, segundo del panameñista José Luis Varela. De 45 ocasiones que Arosemena ha estado asignado, no se estado presente en 28.
Si se mide por porcentaje, hay tres suplentes que se llevan el título por mucho. Se trata de Ernesto Martínez, Edwin Vergara y Carlos Santa Rodríguez; suplentes de Juan Poveda (circuito 9-4, CD), Juan Carlos Arango (circuito 8-3, Partido Popular); y Carlos Santana Aizprúa (circuito 9-1, Partido Panameñista), respectivamente. Los tres registran una asistencia del 0%. Martínez ha sido habilitado en 14 oportunidades. Vergara y Santana Rodríguez en dos ocasiones, cada uno.
UN ASUNTO DE ÉTICA
Cuando un trabajador falta a su trabajo y no justifica su ausencia (enfermedad, duelo u otros asuntos personales de importancia) , el empleador, indican las leyes laborales, está en todo el derecho de descontarle el salario de ese día a su subalterno. En el caso de los diputados, esto no es así. Aunque no se presenten al Palacio Justo Arosemena, recibirán sus 7 mil dólares de salario (10 mil en el caso del presidente de este órgano), completos.
Marco Gandásegui Jr. considera que, si bien la ley no los obliga, por ética, los diputados no deberían aceptar emolumentos por días en los que no han trabajado. Sin embargo, opina el profesor universitario, el problema es ‘más profundo’. ‘La gran mayoría de los diputados llegan al hemiciclo sin un programa de trabajo y sobre las espaldas de partidos políticos anquilosados. El diputado tradicional tiene dos objetivos: Primero, apoyar las aspiraciones de su partido y su cúpula para llegar al poder. Segundo, hacer negocios así como favorecer a su círculo más íntimo con nombramientos y otras prebendas’, asegura el sociólogo.
–Los suplentes solo trabajan cuando el principal los habilita. Curiosamente, la cantidad de ausencias entre los suplentes es mayor que entre los principales.
–¿Qué da a entender esto?– se le pregunta al también escritor.
–La mayoría de las veces los suplentes son ‘habilitados’ sin consulta– afirma Gandásegui Jr., quien añade que ‘la suplencia como institución política debe desaparecer. Las razones geográficas que lo justificaban en el pasado ya no tienen vigencia. En general, todos los suplentes y ‘vices’ deben ser eliminados de nuestro ordenamiento jurídico por ser innecesarios y responder a un pasado ya superado’.
Miguel Antonio Bernal, abogado constitucionalista, coincide con Gandásegui Jr. y añade que ‘a los suplentes no debe permitírseles que estén en una comisión mientras su principal está en otra, pues sería una actuación bicéfala. Hay una absoluta e ilegal distorsión de la actuación de los suplentes’.
El también profesor universitario asegura que no es justo que se le pague a un diputado que no vaya a trabajar o que llegue tarde:. ‘ [A los que faltan] no se les debe pagar y, también opino que se les debe sancionar por tardanza’. Bernal añade que el tema de las licencias debe regularse y que ‘no se debe permitir licencias indefinidas y las que sean por mas de tres días deben ser sin sueldo. Hay un abuso descomedido de las licencias y de las ausencias y tardanzas’. El excandidato a alcalde del Municipio de Panamá es de la postura de que el diputado que no asiste (ya sea por licencia o porque se ausente) debería ser revocado de su mandato ‘de forma inmediata’.
Que muchos de los diputados faltistas sean primerizos en la Asamblea no sorprende a Marco Gandásegui Jr., quien comenta que ‘es probable que el ausentismo del diputado ‘primerizo’ se debe a que está ‘aceitando’ su máquina electoral después de su triunfo en las urnas. Los electores panameños no sienten que sus diputados responden a sus intereses. Los electores tienen que salir a la calle a protestar para que sus voces se escuchen. No encuentran apoyo en el diputado (y menos en el representante) que debería trabajar con ellos en sus reivindicaciones. Históricamente, los diputados son ‘fichas’ de los partidos políticos’.
El sociólogo Gandásegui Jr. no ve con buenos ojos que un diputado tenga otras labores una vez recibe su curul. Para él, ‘debe reglamentarse que todo diputado electo debe presentarse a todas las sesiones legislativas. Si por razones médicas o por estar cumpliendo con una misión de la Asamblea no puede asistir debe tener su excusa por escrito. Si quiere ejercer como ministro, abogado o empresario debe renunciar a su cargo como diputado. Esta es la norma en el resto de los países del mundo con regímenes presidencialistas’. ç
Para Gandásegui que la única diputada con asistencia perfecta sea la única diputada que llegó al Palacio Justo Arosemena a través de la libre postulación no es coincidencia, al contrario: ‘Los 70 diputados elegidos por los partidos políticos en 2014 no responden a la población electoral. Rinden cuentas al partido y a la cúpula de esa organización política. En cambio, la única diputada elegida por la libre postulación parece tener un compromiso con su electorado (casi 20 mil votos) y, además, con la población de su circuito (casi 100 mil habitantes)’.
Si el gobierno está faltando y los diputados ya muestran desinterés de cumplir con su rol, ¿qué se puede esperar cuando se acerque el nuevo periodo electoral? Para Miguel Antonio Bernal las cosas no son muy alentadoras: ‘Nada bueno hay que esperar’. El abogado considera que la única de evitar este fenómeno que se da cada vez que inician las campañas, es la de eliminar la reelección. Una curul debe tener un dueño diferente cada cinco años. ‘Se debe lograr la prohibición de la reelección inmediata de los diputados. Si la del Presidente de la República está prohibida [también debe prohibirse las de los demás cargos de votación popular]. Lo accesorio debe seguir la suerte de lo principal’, comenta Bernal.
De forma lapidaria, Gandásegui Jr. termina diciendo: ‘[Hay que esperar] Más de lo mismo o peor. Durante la campaña anterior a la reelección debe poner a prueba su capacidad ‘gerencial’ moviendo sus piezas claves en su circuito. La historia de la Asamblea de Diputados demuestra que así funciona’.
MEDICIÓN VICIADA
La exdiptuada Mireya Lasso, en vez de defender a los parlamentarios, resta credibilidad a las estadísticas de la Asamblea, pues dice que estas cifras, si se quiere, se pueden manipular con mucha facilidad.
Lasso, quien llegó a la Asamblea con el extinto partido Vanguardia Moral de la Patria comenta: ‘El sistema de registrar ausencias y presencias, todo dependía del Secretario General del momento, que marcara presente o ausente a un diputado. Cuando en la siguiente sesión se distribuía el acta de la sesión en cuestión, con el registro de ausencias y presencias, los únicos que reclamaban eran quienes no aparecían presentes y solicitaban que fuesen incluidos como presentes; ante tales solicitudes, correctas o no, ningún colega se oponía’. A esta anomalía, Lasso añade que ‘el sistema, en consecuencia, para registrar ausencias o presencias, dependía de la voluntad del Secretario General’. Comenta quien ocupara una curul entre 2004 y 2009, que, por si fuera poco, ‘algunas veces se aprobaban leyes o resoluciones sin que hubiera el quórum reglamentario porque con solo exclamar ‘queda aprobado‘ era suficiente si ningún diputado solicitaba verificación del quórum o de la votación’.