Ciencia práctica para las relaciones sexuales

Actualizado
  • 18/05/2013 02:00
Creado
  • 18/05/2013 02:00
En ‘La Ciencia del Sexo’, recién publicado por la editorial Debate, este bioquímico catalán (Tortosa, 1974) residente en Nueva York, exp...

En ‘La Ciencia del Sexo’, recién publicado por la editorial Debate, este bioquímico catalán (Tortosa, 1974) residente en Nueva York, explica cosas del sexo que nunca antes habíamos oído y lo hace con historias servidas con el lenguaje sencillo por un científico a quien no le gusta ‘tratar a la ciencia de usted’.

‘La ciencia del sexo era un tema que no me picaba académicamente, pero en un congreso descubrí a una investigadora que en diez minutos me dijo cosas interesantísimas, decido rascar donde no pica, y así me doy cuenta de que casi nada estaba por contar en la ciencia del sexo’, explicó Pere Estupinya, autor del libro, en una entrevista con Efe. Aprendemos también que nuestro comportamiento sexual está dominado por hormonas de nombres tan exóticos como dopamina, serotonima, endocrinas o noradrenalina. Ellas son las culpables de cuando estamos estresados, un beso de amor nos relaje, o de que una mujer se vea mucho más atractiva y despierte más interés en la segunda semana del ciclo, cuando tiene los estrógenos por las nubes que si estuviera en una base con altos niveles de progesterona.

Respuesta científica

La ciencia ha encontrado respuesta a casi todo lo que nos pasa con el sexo: así, si una mujer difícilmente alcanza el orgasmo durante el coito puede ser debido a que tenga el clítoris muy separado de la vagina, mientras que los gatillazos y la eyaculación precoz suelen deberse a que los nervios y el estrés ante la excitación pueden bloquearla. Uno de los tantos estudios científicos citados concluye que el perfil de quienes practican el intercambio de parejas no es el de una pareja en crisis o infeliz, sino más bien el de quienes ‘buscan nuevas sensaciones dentro de la pareja, rompiendo convencionalismos’.

Sexo tántrico

A Estupinya otra de las cosas que más le ha llamado la atención ha sido cómo los hombres que practican sexo tántrico alcanzan orgasmos sin eyaculación, o las mujeres que llegan al mismo a través del deporte, o los discapacitados que sienten deseo a pesar de haber perdido la sensibilidad en sus genitales.

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