El botox y yo: historia de un romance

ASESORA DE IMAGEN

L o que parecen palabras sucias en un momento de tu vida, son palabra santa en otra. Por lo general, salvo algunas excepciones que están peligrosamente fuera de proporción, las chicas jovencitas (en sus 15-19) ven el tema del botox como el tema del bastón. Así lo veía yo. Todas queremos ser las más ‘normales’: unas dicen ‘yo jamás me haría nada’, dicen ‘yo me haría algo que casi ni se note’, o ‘me inyectaría, jamás me operaría’… otras más crudas dicen ‘yo me operaré toda cuando llegue el momento de necesitarlo’, o ‘yo quiero que se me note, verme totalmente diferente’.

Otras, como yo, realmente siempre vemos el cuchillo estético como algo amenazador o innecesario y usamos cremas hasta los 38. Entonces un día te topas con una amiga que no ves hace 10 años. No la ves hace 10 años porque estudió medicina y recorrió el mundo especializándose y es un genio de la estética médica sin bisturí. Se te acerca con dulces ojos clínicos y te dice que eres la candidata perfecta para 5ml de botox en la frente.

Etc., etc., etc., y así entra esta palabra sinónimo de bastón en otro tiempo a ser parte de tu realidad inmediata. Resultado: cuando me enojo, me veo enojada, pero como un bebé enojado: frente tersa, suave, despejada, más como cuando se enoja La Bella Durmiente que como cuando se enoja el hada Maléfica.

¡Me encanta! Veo mi rostro y soy yo misma, tengo 40 años y la gente me pone un poquito menos, pero me felicitan por estar tan bien conservada, con las líneas de expresión justas. Aunque lo que es justo es el cálculo de botox que llevo en la frente. Porque eso sí, como en todo: no sólo debe ser un buen médico el que haga esto, debe ser una persona con criterio y buen gusto.

Algo que me encanta es que cuando me enojo con alguien o le reclamo algo a alguien, reaccionan tranquilos porque creo que no notan cuán brava estoy…. Y la fiesta va en paz. Después de todo, hasta yo sonrío cuando Bella Durmiente se enoja… tan linda que se ve con esa tersa frente de bebé…