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- 26/05/2013 02:00
Marcia Rodríguez lleva su corona con orgullo. Años atrás, su madre se colocó una parecida sobre su cabeza, cuando fue proclamada como la primera reina congo. ‘Mi coronación se hizo en el Seguro Social en la ciudad de Panamá, por que mi madre estaba enferma’, recuerda Rodríguez, quien el jueves pasado participó en la segunda versión del Afro Festival, en el Hotel El Panamá.
La actual reina congo se muestra consternada ante lo que ella denuncia como un intento por suprimir la cultura congo. Según ella, el gobierno ha utilizado la escusa de la violencia para forzar a los grupos de congos a desembolsar dinero para poder manifestarse en diferentes puntos del país.
Añade que durante la temporada congo, que comprende desde el 20 de enero al miércoles de ceniza, a aquellos que practican esta danza se les cobra hasta 30 dólares por noche. ‘¿Tenemos que pagar para manifestar nuestra cultural? Creo que nuestros ancestros ya pagaron con su sangre‘, lamenta.
Para el pintor Quintin Aguilar Mejía los bailes congo constituyen la ‘expresión de un pueblo oprimido a través de su danza’.
Si antes la opresión venía por parte de los españoles, hoy en día surge como consecuencia de la desigualdad, que alimenta sentimientos de rebeldía que se equiparan con los que motivaron a los negros cimarrones a rebelarse contra sus opresores. ‘Me da risa cuando alguien te dice que ‘te están cogiendo de congo’. Eso era un término que se usaba despectivamente en la época de los españoles. Pero si hoy en día tu vas a la costa, el congo te agarra de pendejo’, indica.
‘El ritual de los congos es un homenaje a los héroes cimarrones que lucharon durante la esclavitud. Es una expresión simbólica de la lucha ancestral por la sobrevivencia, la libertad y la dignidad humana’, reflexiona Cecilia Moreno, del Centro de la Mujer Panameña.