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- 25/04/2016 02:00
L uzmina Jalil siempre le gustó jugar con muñecas, vestirlas, bordarlas, hacerles ropa con pedazos de tela. Su hermana y en especial una tía materna vieron el interés de ‘Mina', y le enseñaron técnicas básicas de costura a mano.
El tiempo siguió su curso. Mina se casó, tuvo 2 hijos y se divorció; estudió diseño gráfico y en ese lapso, conoció a una persona que cambiaría su vida para siempre. Su nombre es Laly, quien en la mente de Mina, era la muñequera ‘más genial de todos los tiempos'.
Laly no solo le enseñó muchas cosas prácticas a Mina, sino que también la inspiró y motivó a que jamás dejara de crear y así fue.
Para 1996, Mina tuvo su primera máquina de coser y a partir de allí pudo trabajar mucho más rápido y aprendió el arte del patchwork (unión de retazos de tela) y el quilting (acolchado). Luego encontró la comunidad CDA (Cloth Dolls Artistry), en donde las chicas siempre la animaban a continuar creando y dejarse llevar por aquel mundo de fantasía.
Muñecas
‘Son muñecas de colección, basadas en fotografías de los clientes y para hacerlas me apego a lo que ellos piden',
LUZMINA JALIL
ARTISTA
Siguiendo esos consejos, hoy Luzmina Jalil es una reconocida artesana a nivel nacional e internacional. La única en Panamá que se dedica de lleno a la muñequería artística. Su trabajo exclusivo abarca muñecas pintadas a mano, cabello de lana tejido, vestidos hecho a la medida, con polleras, o el vestido que se le pida.
Ella, con 44 años, ha hecho de su pasión un negocio rentable del que vive hace muchos años.
POR LAS FERIAS
A Jalil se la puede encontrar en cualquier feria. Esta vez formó parte de la mesa de artistas que en el marco del Festival de la Pollera Conga de Portobelo, exponían sus tejidos, bisutería y toda creación autóctona.
Entre ellos estaba Luzmina con una mesa colmada de muñecas grandes, medianas y pequeñas rellenas de algodón sintético hipoalergénico, con rostros pintados a pincel, de todos los tamaños, vestidas con la pollera tradicional santeña y también de pollera conga.
‘Son muñecas de colección, basadas en fotografías de los clientes y para hacerlas, me apego a lo que ellos piden. Si el cliente quiere la pieza con tembleques le coloco peinetas del tamaño de la muñeca. Si es una empollerada, la muñeca va ataviada como una mujer de carne y hueso', cuenta Jalil, mientras acaricia una de sus creaciones.
En sus manos tiene una muñeca con pollera santeña, con cadena chata, guachapalí, zarcillos y tapahueso, una pieza única que realizó por encargo a un costo de 300 dólares. Le tomó 3 meses hacerla por innumerables detalles entre vestido, tejido y tembleques.
El precio depende del tiempo que necesite y la cantidad de detalles del pedido.
La ocupación de tiempo —día y noche— obligó a Luzmina a dedicarse en 2011 de lleno a la muñequería. Comenzó a vender por internet y a trabajar a partir de encargos. También vende en tiendas turísticas, pues sus creaciones gustan a donde llegan, ‘hay varios modelos de mis muñecas en México, Argentina, Japón, Venezuela, Colombia y el comercio interno de turistas junto con panameños. Me compran muchos productos', detalla Jalil.
Con taller propio, se dedica a ofrecer cursos para que la muñequería panameña no muera en sus manos. No es egoísta y ha visto que desde que abrió las puertas de su lugar de trabajo a otras manos, se han acercado decenas de personas para aprender de su experiencia artística.
‘No solo les doy el curso, sino también una licencia que las autoriza a comercializar mis diseños. Además las entreno con conocimientos en marketing para colocar sus productos y tener un buen trato con el cliente', asegura.
Su arte ya representa a Panamá en los libros de historia y saberes populares, pues la escritora Mayra René la incluyó hace dos años en su libro, El arte de la muñeca en tela. Historia y métodos de elaboración , una compilación del arte de la muñeca de tela en México y la influencia que ha tenido en toda América Latina.