Un peligro anunciado

PANAMÁ. El riesgo de los bioimplantes o biopolimeros, es tan alto que ha pasado a ser considerarlo un problema de salud pública.

Con ellos se están produciendo lesiones faciales de carácter irreversible, situación que se agrava por la facilidad con que este tipo de sustancias, es usado por personal muchas veces ignorante del riesgo al cual somete al cliente (cosmetólogos, médicos esteticistas).

¿QUE SON REALMENTE?

En un artículo que aparece en la página web globedia.com que habla sobre los biopolímeros, comenta que la aplicación de estas sustancias se basa en la ingenuidad de algunos, en la incultura de muchos y en el afán lucrativo de otros.

El cirujano plástico, Abraham Malca, explica que los biopolímeros son micro esferas de metacrilato (cemento para hueso) en una suspensión de dimetilpolisiloxano (silicona). Pero el artículo de globedia menciona que en ocasiones lo que también se infiltra es aceite de cocina, aceite industrial o aceite para niños.

PUBLICIDAD ENGAÑOSA

Lo peor, explica el cirujano es que existe gran cantidad de publicidad que promueve el uso de esta sustancia. ‘Estas sustancias están rodeadas de una publicidad falsa, que aparece sobre todo en páginas de anuncios de compra-venta o en blogs. Esta publicidad afirma que no tienen riesgos ni efectos secundarios porque no son cirugía’.

En este mismo caso, el cirujano Félix Farías comenta que a pesar de la gran cantidad de información disponible del riesgo que existe con la inyección de biopolímero, sigue siendo, a los ojos de personas ‘desprevenidas’ que no saben a lo que se exponen, una alternativa mágica, sencilla, rápida y económica para reemplazar procedimientos cosméticos convencionales de cirugía plástica en algunos países en desarrollo.

Estas sustancias se venden en hispanoamérica diciendo que son productos y fórmulas francesas o alemanas, países donde no pueden utilizarse como sustancias de relleno. ‘Hemos llegado a leer que están hechos de células madre (esto es imposible, ya que los biopolímeros son sustancias artificiales, sin células). Muchos de estos productos no tienen registro sanitario’ afirma Malca.