Ecos de una clasificación sensacional
- 26/11/2025 00:00
Con el crecimiento reflejado en la selección, hay que procurar un mayor interés por la liga local, y también preservar la planificación que condujo al objetivo
A una semana de que la Selección le haya brindado al país un momento extraordinario de celebración que le ha proyectado internacionalmente al consumar su segunda participación en una Copa Mundial, las expectativas han quedado puestas en el sorteo de grupos que se llevará a cabo el próximo 5 de diciembre en Washington D.C., Estados Unidos.
Mientras llega ese momento que le permitirá al cuerpo técnico establecer un cronograma de preparación con partidos amistosos que le acerquen al perfil de los rivales que le serán designados, le damos una mirada al logro abordando algunos aspectos a considerar en la perspectiva de fortalecer la proyección del fútbol panameño.
La clasificación marca un hito indiscutible en el que la selección ratifica que es la mejor de Centroamérica con un periplo que además la llevó a disputar la final de la Copa Oro 2023, la final de la Liga de Naciones de la Concacaf 2024-25 y alcanzar los cuartos de final de la Copa América 2024.
De no hacerse presente en Estados Unidos/Canadá/México 2026, se hubiese puesto en entredicho su posicionamiento con el argumento de que en las instancias más exigentes, como las eliminatorias, carecía de capacidad competitiva. Ha igualado a El Salvador en asistencia al máximo evento del fútbol mundial, sumando igualmente dos torneos.
Es un momento que coincide con un declive notorio en el fútbol de selecciones de la región, principalmente de Costa Rica su mayor referente histórico; de Honduras tradicionalmente el segundo; en el que Guatemala ha dado visos de estar encaminada ascendiendo en su nivel, faltándole concretar el último peldaño; ojalá el declive presentado sea transitorio pues la región necesita que la competitividad crezca para que sus selecciones expongan un nivel que haga atractiva su presencia en los torneos que participen.
Se dice regularmente en la jerga del fútbol que si compites con los mejores aprendes, si compites a niveles inferiores te acostumbras a ellos. Más aun con el hecho palpable de que la región del Caribe posicionó más selecciones en el mundial que Centroamérica, visualizándose que continuarán progresando.
Sin dejar de sentir orgullo y satisfacción por lo logrado no debemos desconocer que, a nivel de la liga local, Costa Rica, Honduras, Guatemala y El Salvador están por arriba de la Liga Panameña de Fútbol (LPF) en fortaleza económica, infraestructura y arraigo entre la afición al fútbol. Ello no debe llevar lamentaciones sino a procurar cómo se le contribuye a acortar distancias respaldando a la LPF.
Como antes lo fuera la Anaprof, la LPF es un torneo trascendente que hay que apuntalar porque allí se ha moldeado la materia prima, facilitando el despegue de los jugadores que nutren a la selección, todos los que la integran, que en su mayoría juegan en el fútbol foráneo, pero participaron o crecieron en el fútbol local en un momento de sus carreras profesionales antes de dar el salto afuera.
Este sábado disputarán la final del Torneo Clausura 2025, en el Rommel Fernández, los clubes Plaza Amador y Alianza, a las 6:00 p.m. Para quienes solo han seguido el andar de la selección, voltear la mirada para enterarse de lo que acontezca o involucrarse en ese duelo es un gesto solidario con “el fútbol que nos importa”, como solía pregonar el narrador Eduardo Moreno, buscando incentivar años atrás la atención por el torneo local.
Sin lugar a duda, también la liga y los clubes que la conforman tienen que reinventarse en la gestión para hacer crecer su hinchada, teniendo mayor impacto social en la comunidad. Se ha avanzado, sin embargo, los tiempos actuales demandan acelerar el paso. Un torneo local fuerte tiende a proveer el relevo generacional necesario.
Otro de los aspectos a resaltar ha sido el crecimiento dirigencial en la planificación y el desarrollo de los procesos en cada selección. Este es un año que podría haber terminado en números rojos deportivos con cuestionamientos críticos en esta gestión, partiendo que tanto la Selección Sub-20, que participó en el mundial de Chile en septiembre, como la Sub-17, que le correspondió hacerlo este mismo mes de noviembre en Catar, no llenaron las expectativas al no superar la fase de grupos sin rescatar un solo punto en la puntuación final.
Ambas habían alcanzado la clasificación en sus categorías con campañas meritorias y se les respaldó con procesos preparatorios adecuados permitiendo a sus entrenadores desarrollar una planificación acorde con cada desafío, mejorando los estándares anteriores. Si a la selección mayor le hubiese acontecido el no acceder siquiera al repechaje, se hubiese puesto en duda la validez en general de la planificación como gestión.
Hubiese sido un error el aplicar el enfoque de los clubes a las selecciones. Los clubes o equipos profesionales, urgidos y supeditados a los resultados inmediatos del partido siguiente para sobrevivir deportiva y económicamente, están obligados a moverse de otra manera; las selecciones requieren de una madurez que esta más al alcance de lograrse cuando se les acompaña por periodos adecuados, que cuando se apela al resultado inmediato. La clasificación al mundial es una muestra palpable de que una mejor logística en todos los aspectos, favorece.
Si no conducen al objetivo hay que mirar dónde se cortó el camino para no caer en el siguiente bache, más allá de que el fútbol con sus resultados no se corresponde siempre con la lógica; se puede perder jugando mejor que el rival, pero se suele estar más cerca de ganar cuando se juega bien que cuando se juega mal.
Igualmente se está más cerca del objetivo trazado cuando se acompaña con la planificación, los recursos y los tiempos para desarrollar un trabajo. Hay que reconocer lo avanzado en este sentido, pero no darse por satisfecho, intentando continuar mejorando en este reglón.
Estamos pendientes del sorteo haciendo fuerza a la distancia para que a Panamá en su grupo le corresponda esos rivales que consideramos cada uno los menos difíciles, aunque en una competición del nivel de exigencia de la Copa Mundo es un deseo quimérico pretender un grupo sin extrema dificultad, es el torneo de los torneos en el fútbol de selecciones nacionales. También pujaremos de acuerdo con nuestras preferencias individuales para que el destino de la selección en sus correspondientes partidos caiga en determinadas ciudades de los tres países anfitriones.
La que sí es una tarea pendiente para la fanaticada o hinchada panameña que vaya a acompañar a la selección y que puede ir asumiéndose desde ya, es liberar la inventiva criolla para producir pregones. En un país con la riqueza artística, musical y la picardía del panameño hay que entonar al unísono cánticos distintos a algunos de los que hemos escuchado en el estadio de origen suramericano o europeo. Manos a la obra, que la selección tenga una canción y pregones propios que le engalanen y comiencen a escucharse pronto dando pie a una nueva motivación: superar lo hecho en el 2018.