La Copa del Rey parte con un movimiento anticipado de ¡jaque!
- 23/04/2025 00:00
La final pone en disputa el segundo título del año en el fútbol español y puede propiciar el despido sonoro del exitoso Ancelotti La final de la Copa del Rey 2024-25, que este sábado determinará al campeón, convoca en versión de clásico al Barcelona y al Real Madrid en un torneo que no les citaba desde hace 11 años, cuando lo hiciera el 16 de abril de 2014; también parece encaminada a presentarse como un examen final para el entrenador Carlo Ancelotti sobre su continuidad o el cese en la dirección del club blanco.
Al técnico italiano, el entrenador con más títulos en la historia del equipo merengue (15), cuyo contrato vence en 2026, se le han disminuido aceleradamente los respaldos dirigenciales desde que fuera eliminado el pasado miércoles por el Arsenal en los cuartos de final de la Champions League. Otra derrota, esta vez ante su archirrival catalán, le restaría validez al argumento de que están en fase de recuperación tras el traspié ante los ingleses, dejándole al club en su insaciable hambre de obtener trofeos dos posibilidades de campeonar en el resto del año: el título de La Liga y el Mundial de Clubes.
En La Liga marchan de segundos, en una cerrada diferencia de puntos del Barcelona, que es el líder faltando solo 5 fechas para su conclusión, y les será imperativo para aspirar seriamente al título, derrotar al equipo culé el próximo 11 de mayo en el siguiente clásico. De perder el sábado, la atmósfera negativa en el ambiente hacia este segundo compromiso entre ambos planteles no se apaciguará, todo lo contrario, mientras en el entorno barcelonista un triunfo les inflamará de mayor optimismo hacia un partido decisivo que además recibirán como locales.
El último objetivo que les quedaría sería el Mundial de Clubes por disputarse en junio en Estados Unidos, una competición que si consiguieran ganarla podría resultar tan trascendente como la Champions League y de la cual el Barcelona estará ausente, al no clasificarse para ella. La lógica indicaría que deberían llegar a este campeonato, aparte de lo que suceda en la Copa del Rey como en La Liga, con el mando bajo el control de Ancelotti, valorando sus conocimientos, la capacidad para reconducirlos y los méritos.
El año pasado ganó La Liga, la Supercopa de España, la Champions League, la Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental de la FIFA; este año entre jugadores que salieron del club y los lesionados, le ha costado armar un equipo con volumen de juego, resultados satisfactorios y lograr que Mbappé llene todas las expectativas depositadas en él.
Darle tiempo hasta el Mundial de Clubes se impondría como un lapso sensato. Sin embargo, llega el sábado al estadio sevillano La Cartuja con el runrún cada vez más sonoro de negociaciones internas de contratación para sustituirle por Xabi Alonso, con pasado exitoso de exjugador en el Real Madrid y actual entrenador del Bayer Leverkusen en la Bundesliga de Alemania. Sostenerle en el cargo tras una derrota se va a volver una tarea dificultosa con la prensa madrileña aupando el fuego en su contra. Una victoria sobre el conjunto catalán le serviría de escudo para llegar blandiendo un título y oxigenado al clásico del 11 de mayo por La Liga.
En la orilla contraria, el técnico alemán Hansi Flick arriba a la final de la Copa del Rey bañado en elogios por la recuperación que ha obrado en el Barcelona, retornándole pronto a los primeros planos noticiosos, con un equipo exponente de un fútbol vistoso y eficaz que les ha recordado por momentos un añorado pasado brillante. Los tiene en esta final de la Copa del Rey, visualizan alcanzar el título de La Liga y el 30 de abril inician contra el Inter de Milán las semifinales de la Champions League por el trofeo que es su mayor aspiración.
Perder ante el Madrid no está contemplado en la agenda barcelonesa, aunque de acontecer, salvo que sea por una derrota calamitosa, no debería prender las alarmas, pues el de Flick es un proceso que está en sus inicios, aunque para afianzarse tiene que ganar alguno de los tres títulos en juego; ellos pretenden conquistar los tres. Flick ya los llevó a su primer título este año al derrotar y golear 5-2 al Madrid por la Supercopa de España, disputada en el King Abdullah Sports City en Yeda, Arabia Saudita, el 12 de enero.
A diferencia del Real Madrid que ha perdido peso en el medio del campo tanto para contener al rival como para generar juego creativo, aparte de no encontrar cómo darle vía libre a la energía joven en los botines del brasileño Endrick o del turco Arda Güler, el Barcelona muestra en el medio campo más sabiduría en la conducción de Pedri y Olmo, con opciones de frescura en la recuperación con López y Gavi, más el impulso juvenil tanto en el ataque de Lamine Yamal como en la defensa de Pau Cubarsí.
De aquella última final entre el Barcelona y el Real Madrid por Copa del Rey 2013-14, disputada hace once años en el Estadio de Mestalla, Valencia, ganada por el Madrid 2-1 con goles de Ángel Di María y Gareth Bale, hay que recordar que el entrenador fue precisamente Carlo Ancelotti en su primer ciclo; con él sobrevive de aquel título Luka Modric; nadie más ni en Madrid, ni en el Barcelona dirigido entonces por Gerardo Martino.
Hay que resaltar que la última vez que el Madrid ganó la Copa del Rey fue el 6 de mayo de 2023, hace solo dos años, y se celebró como en esta ocasión en el Estadio La Cartuja, Sevilla. Vencieron al Osasuna 2-1 con los dos goles anotados por el brasileño Rodrygo y Carlo Ancelotti fue nuevamente su conductor; no le va mal al estratega italiano en este torneo. Una parte importante de la plantilla actual estuvo en aquel partido: Courtois, Alaba, Camavinga, Tchouaméni, Valverde, Vinicius, Modric, Militao y Rüdiger.
En Barcelona, para el técnico alemán Hansi Flick será su primera final de Copa del Rey, mientras será la segunda ocasión de obtenerla para Frankie de Jong, Pedri, Ronald Araujo y Marc-André ter Stegen quienes estuvieron en el equipo que ganó para los catalanes la versión 2020-21 al derrotar 4-0 al Athletic Club.
A quienes gustan de las cábalas deben saber que esta final se jugó igualmente en el Estadio La Cartuja, en donde se estará celebrando por sexta vez consecutiva debido al acuerdo pactado entre la Federación Española de Fútbol y la Junta de Andalucía que se ha venido prorrogando. Así que el estadio no jugará como escenario de cábala favorable para ninguno de los dos equipos, ambos la han ganado allí cuando les correspondió jugarla; aunque esta vez uno de los dos será el perdedor y si le corresponde al Madrid, el resultado parece que puede devenir en ¡jaque mate! a Ancelotti, ya que se considera que desde el encuentro con el Arsenal le cantaron el ¡jaque!, y el Barcelona puede propiciar que se enroque o comience a entonar la canción de despedida.
La final de la Copa del Rey 2024-25, que este sábado determinará al campeón, convoca en versión de clásico al Barcelona y al Real Madrid en un torneo que no les citaba desde hace 11 años, cuando lo hiciera el 16 de abril de 2014; también parece encaminada a presentarse como un examen final para el entrenador Carlo Ancelotti sobre su continuidad o el cese en la dirección del club blanco.
Al técnico italiano, el entrenador con más títulos en la historia del equipo merengue (15), cuyo contrato vence en 2026, se le han disminuido aceleradamente los respaldos dirigenciales desde que fuera eliminado el pasado miércoles por el Arsenal en los cuartos de final de la Champions League. Otra derrota, esta vez ante su archirrival catalán, le restaría validez al argumento de que están en fase de recuperación tras el traspié ante los ingleses, dejándole al club en su insaciable hambre de obtener trofeos dos posibilidades de campeonar en el resto del año: el título de La Liga y el Mundial de Clubes.
En La Liga marchan de segundos, en una cerrada diferencia de puntos del Barcelona, que es el líder faltando solo 5 fechas para su conclusión, y les será imperativo para aspirar seriamente al título, derrotar al equipo culé el próximo 11 de mayo en el siguiente clásico. De perder el sábado, la atmósfera negativa en el ambiente hacia este segundo compromiso entre ambos planteles no se apaciguará, todo lo contrario, mientras en el entorno barcelonista un triunfo les inflamará de mayor optimismo hacia un partido decisivo que además recibirán como locales.
El último objetivo que les quedaría sería el Mundial de Clubes por disputarse en junio en Estados Unidos, una competición que si consiguieran ganarla podría resultar tan trascendente como la Champions League y de la cual el Barcelona estará ausente, al no clasificarse para ella. La lógica indicaría que deberían llegar a este campeonato, aparte de lo que suceda en la Copa del Rey como en La Liga, con el mando bajo el control de Ancelotti, valorando sus conocimientos, la capacidad para reconducirlos y los méritos.
El año pasado ganó La Liga, la Supercopa de España, la Champions League, la Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental de la FIFA; este año entre jugadores que salieron del club y los lesionados, le ha costado armar un equipo con volumen de juego, resultados satisfactorios y lograr que Mbappé llene todas las expectativas depositadas en él.
Darle tiempo hasta el Mundial de Clubes se impondría como un lapso sensato. Sin embargo, llega el sábado al estadio sevillano La Cartuja con el runrún cada vez más sonoro de negociaciones internas de contratación para sustituirle por Xabi Alonso, con pasado exitoso de exjugador en el Real Madrid y actual entrenador del Bayer Leverkusen en la Bundesliga de Alemania. Sostenerle en el cargo tras una derrota se va a volver una tarea dificultosa con la prensa madrileña aupando el fuego en su contra. Una victoria sobre el conjunto catalán le serviría de escudo para llegar blandiendo un título y oxigenado al clásico del 11 de mayo por La Liga.
En la orilla contraria, el técnico alemán Hansi Flick arriba a la final de la Copa del Rey bañado en elogios por la recuperación que ha obrado en el Barcelona, retornándole pronto a los primeros planos noticiosos, con un equipo exponente de un fútbol vistoso y eficaz que les ha recordado por momentos un añorado pasado brillante. Los tiene en esta final de la Copa del Rey, visualizan alcanzar el título de La Liga y el 30 de abril inician contra el Inter de Milán las semifinales de la Champions League por el trofeo que es su mayor aspiración.
Perder ante el Madrid no está contemplado en la agenda barcelonesa, aunque de acontecer, salvo que sea por una derrota calamitosa, no debería prender las alarmas, pues el de Flick es un proceso que está en sus inicios, aunque para afianzarse tiene que ganar alguno de los tres títulos en juego; ellos pretenden conquistar los tres. Flick ya los llevó a su primer título este año al derrotar y golear 5-2 al Madrid por la Supercopa de España, disputada en el King Abdullah Sports City en Yeda, Arabia Saudita, el 12 de enero.
A diferencia del Real Madrid que ha perdido peso en el medio del campo tanto para contener al rival como para generar juego creativo, aparte de no encontrar cómo darle vía libre a la energía joven en los botines del brasileño Endrick o del turco Arda Güler, el Barcelona muestra en el medio campo más sabiduría en la conducción de Pedri y Olmo, con opciones de frescura en la recuperación con López y Gavi, más el impulso juvenil tanto en el ataque de Lamine Yamal como en la defensa de Pau Cubarsí.
De aquella última final entre el Barcelona y el Real Madrid por Copa del Rey 2013-14, disputada hace once años en el Estadio de Mestalla, Valencia, ganada por el Madrid 2-1 con goles de Ángel Di María y Gareth Bale, hay que recordar que el entrenador fue precisamente Carlo Ancelotti en su primer ciclo; con él sobrevive de aquel título Luka Modric; nadie más ni en Madrid, ni en el Barcelona dirigido entonces por Gerardo Martino.
Hay que resaltar que la última vez que el Madrid ganó la Copa del Rey fue el 6 de mayo de 2023, hace solo dos años, y se celebró como en esta ocasión en el Estadio La Cartuja, Sevilla. Vencieron al Osasuna 2-1 con los dos goles anotados por el brasileño Rodrygo y Carlo Ancelotti fue nuevamente su conductor; no le va mal al estratega italiano en este torneo. Una parte importante de la plantilla actual estuvo en aquel partido: Courtois, Alaba, Camavinga, Tchouaméni, Valverde, Vinicius, Modric, Militao y Rüdiger.
En Barcelona, para el técnico alemán Hansi Flick será su primera final de Copa del Rey, mientras será la segunda ocasión de obtenerla para Frankie de Jong, Pedri, Ronald Araujo y Marc-André ter Stegen quienes estuvieron en el equipo que ganó para los catalanes la versión 2020-21 al derrotar 4-0 al Athletic Club.
A quienes gustan de las cábalas deben saber que esta final se jugó igualmente en el Estadio La Cartuja, en donde se estará celebrando por sexta vez consecutiva debido al acuerdo pactado entre la Federación Española de Fútbol y la Junta de Andalucía que se ha venido prorrogando. Así que el estadio no jugará como escenario de cábala favorable para ninguno de los dos equipos, ambos la han ganado allí cuando les correspondió jugarla; aunque esta vez uno de los dos será el perdedor y si le corresponde al Madrid, el resultado parece que puede devenir en ¡jaque mate! a Ancelotti, ya que se considera que desde el encuentro con el Arsenal le cantaron el ¡jaque!, y el Barcelona puede propiciar que se enroque o comience a entonar la canción de despedida.