Momentos que alteraron el pulso de la selección en 2025

Guatemala resultó ser el equipo bisagra para Panamá en la eliminatoria, al retornarle la posibilidad de depender de sí misma y al derrotar a Surinam.
Surinam fue un activo y amenazante retador para los panameños hasta el partido contra Guatemala. En tierras chapinas se desinfló.
  • 31/12/2026 00:00

Panamá logró alcanzar el boleto mundialista viviendo un inesperado carrusel, que nos deja de este año recuerdos inolvidables y emocionantes

Corren apresuradas las horas para terminar de registrarle al año sus historias, mientras nos preparamos para recibir el tiempo asignado al 2026 que nos irá dando respuestas a aquellas preguntas que nos dejó el 2025 condicionadas al cambio de ciclo en el calendario.

Para el fútbol panameño, el año que se está yendo le será de grato recuerdo y de punto de referencia en su transitar por la Concacaf, pues logró concretar en la región que su selección era indiscutiblemente la mejor de Centroamérica: la clasificación al mundial 2026 lo avala. Dio muestras con su crecimiento que estaba encaminada hacia ese objetivo, al superar sin sobresaltos en junio la segunda ronda de la eliminatoria en Concacaf, quedando de primera en el Grupo D que integraban también Nicaragua, Guyana, Montserrat y Belice. Ganó los cuatro partidos que le correspondieron en el formato que se utilizó, sumó 12 puntos, anotando 10 goles y solo permitiendo que le convirtieran 1.

Clasificado a la tercera ronda que daba a cada uno de los tres grupos de cuatro selecciones que se conformaron, un cupo directo y dos opciones de repechaje para los dos mejores segundos, Panamá quedó ubicada en el sorteo en el Grupo A junto a El Salvador, Guatemala y Surinam. En casi todos los pronósticos se daba por fijo que los panameños clasificarían directo, una proyección reforzada con los argumentos futbolísticos que había expuesto al acceder a la final de la Copa Oro 2023 y a la final de la Liga de Naciones de la Concacaf 2024-25.

La Copa Oro de la Concacaf, un trofeo añorado desde el 2005, se disputó entre junio y julio haciendo de intervalo entre la segunda ronda y la tercera clasificatoria. Los panameños llegaron con pretensiones de título; se fueron en cuartos de final al empatar con Honduras 1-1 y perder en la tanda de penales 5-4. No había tiempo para lamentaciones, el sumun de todo el trabajo estaba en llegar al mundial.

Se logró alcanzar el objetivo al adquirir por méritos el boleto mundialista, aunque su rendimiento en el tramo final no estuvo exento de vaivenes que le amenazaron con dejarle solo escrito en los anales del fútbol de la Concacaf: “tuvo un buen periodo de juego y nada más”. En el fútbol de selecciones, la clasificación al mundial es el pasaporte que certifica y valida tu rendimiento para convivir con la élite durante el torneo global más importante del fútbol, indistintamente del rango que te reconozcan o el grupo que te asignen. Un ejemplo: Italia cuádruple campeón mundial, referente obligado al narrar la historia de esta competición desde sus inicios, vive una crisis de identidad a la que comenzaría a ponerle punto final, si logra su cupo en la repesca europea de marzo, tras dos mundiales seguidos ausente y con una de las ligas más competitivas del viejo continente.

Latitudes al margen, la selección panameña vivió en las eliminatorias un inesperado carrusel de subidas y bajadas, afortunadamente salió ileso. Tuvo que reinventarse sobre la marcha porque inesperadamente se encontró que la habían estudiado aplicadamente y ninguno estaba dispuesto a dejar que se erigiera en infranqueable. Repasar algunos momentos le dan al 2025 unos recuerdos inolvidables y emocionantes de cómo se superó la crisis y se pudo brindar con champán.

Con la primera vuelta de la tercera ronda cumplida, Panamá había empatado con Surinam 0-0 en Paramaribo, igualando aquí 1-1 con Guatemala y ganando 1-0 a El Salvador en el Cuscatlán. Iniciaba la ronda final con los partidos de vuelta del grupo, sin haber logrado despegar tomando el liderato; Surinam le retaba en el primer lugar. Abriendo el último tramo se encontraron en el Rommel Fernández, el 14 de octubre. Llegaban empatados en puntos con los suramericanos en el primer lugar, obligados los panameños a ganarles para comenzar a decantar la balanza a favor, con el calendario de reduciéndose fecha a fecha.

Surinam se puso arriba 1-0 y mantuvo la diferencia desde el minuto 21 hasta el 96, en cuyos minutos de reposición se le empató. El conjunto suramericano no solo se mostró más compenetrado con el plan de juego que se habían trazado, también hizo de cada balón perdido por los panameños una ocasión de contraataque clara que apretó la garganta de la afición. Sin embargo, esta no se dio por rendida en su apoyo a un equipo enredado mentalmente para destrabar el partido.

El empate 1-1 sobre el minuto 96, con gol de Ismael Díaz, tuvo sabor a victoria para la afición, lo demostró agotando rápidamente las entradas para el último partido de Panamá en el grupo frente a El Salvador en el Rommel Fernández. Un compromiso del que tenía que sobrevivir obteniendo un resultado positivo ante Guatemala, en Guatemala. De ganar los chapines ese partido, los panameños llegarían ante los salvadoreños para despedirse de la eliminatoria o aferrados a un milagro.

La Selección de Guatemala resultó ser el equipo y el partido bisagra porque dio vuelta a la eliminatoria retornándole a Panamá la posibilidad de depender de sí misma en el último partido para entrar en el repechaje y luego allanándole el camino a la clasificación directa al derrotar gallardamente a Surinam más allá de que ya no tenían chances de clasificar. Hay que reconocer que la Selección de Guatemala hizo méritos con su juego para estar entre los clasificados de este grupo, no contó con eso que en el fútbol llaman “suerte” que sirve para explicar que se te escapen inexplicablemente de las manos, resultados que tenías atados.

En sus primeros tres partidos contra El Salvador perdieron 1-0 en un encuentro que dominaron, los salvadoreños les anotaron en una de las escasas oportunidades que tuvieron; contra Surinam ganaban 1-0 en Panamaribo y les empatan 1-1 en la última jugada en tiempo de reposición; a Panamá le aventajaba en el Rommel Fernández 1-0 y terminaron empatando 1-1.

Abordando el cierre de esta fase, a El Salvador le derrotarían 1-0 en el Cuscatlán cobrándose el resultado del inicio eliminatorio. Ese resultado les impulsaba ensanchándoles las posibilidades, si ganaban a Panamá tendrían la clasificación o el repechaje accesible al cerrar en casa la eliminatoria con Surinam. Un ambiente muy agresivo de la afición guatemalteca contra la selección panameña, antes que amedrentarla ayudó a cohesionarla, y un reseteo en su juego pusieron a Panamá 2-0 arriba en el marcador al terminar el primer tiempo en una noche frenética. El segundo tiempo vio empatar a Guatemala 2-2, lanzarse en busca del tercero aproximándose, pero los panameños encontraron el gol ganador para imponerse 3-2. Visto hoy con la ventaja que concede el que la historia ya está escrita, a los chapines les hubiese convenido pactar un empate.

El resultado fue un bálsamo para la selección que luego recibiría a El Salvador con una notoria recuperación de su propuesta de juego adjudicándose una clara victoria de 3-0, mientras Guatemala se despedía en un encuentro con pundonor derrotando 3-1 a Surinam.

A esta segunda clasificación que nos deja el 2025, hay que resaltarle desde el posicionamiento individual, la campaña desarrollada durante el año con la selección pero sobre todo con el Olympique Marsella, de Michael Amir Murillo. Por segundo año consecutivo las prestaciones que le ha ofrecido el jugador colonense al club francés le han subido su valoración en lo deportivo y lo económico. Los partidos del club marsellés se han convertido en una cita regular del aficionado panameño con el fútbol francés y son ocasión para sentirse nacionalmente orgulloso de lo que aporta Murillo a la imagen del futbolista panameño en el exterior. Este año, la Afutpa (Asociación de Futbolistas Profesionales de Panamá) le designo como El Mejor Jugador Panameño en el Exterior en 2025. Aunque el Marsella le extendió este año el contrato, de continuar progresando no sería extraño ver a Murillo militando en algún otro club europeo de renombre, pero tal vez su mayor anhelo, como el de la afición panameña es verlo levantando un título con su actual club. Al 2025 lo despide el fútbol panameño con agradecimientos.