Economía

Cerca de 20 millones de personas padecen altos niveles de inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe

MARCOS PIN / AFP
Actualizado
  • 25/04/2024 23:00
Creado
  • 25/04/2024 17:47

El último reporte de crisis alimentaria atribuye esta realidad a los climas extremos asociados al fenómeno de El Niño y a los persistentes choques económicos que padece la zona

Los climas extremos asociados con el fenómeno de El Niño, sumados a los constantes shocks económicos hicieron que para 2023, 19,7 millones de personas, en nueve países de América Latina y el Caribe (ALC) padecieran altos niveles de inseguridad alimentaria, confirmó el último reporte de crisis alimentaria, emitido por la Red Global Contra la Crisis Alimentaria, esta semana.

Estos datos se dan en un contexto en el que 12 millones de personas se han visto forzadas a emigrar, en cinco países de la zona, ocasionando 7,3 millones de migrantes internos y 4,8 millones de inmigrantes y refugiados.

Los niños también son afectados por esto, dado que 0,3 de millón padecen de inseguridad alimentaria, siendo el caso de Haití el más preocupante. En ese país, 0,1 de millón de niños sufren “el más severo abandono”, dice el escrito.

Si se comparan los datos de 2023 con los de 2022, se evidencia que la cifra de personas que tienen esta condición se incrementó de un año a otro, porque se pasó de 17,8 millones a 19,7 millones. Aunque es importante aclarar que durante el informe del último año, se incluyó a la población de Colombia a los migrantes y refugiados de Perú, algo que no estaba en el documento de 2022.

Si se omite ese dato, la situación parece ser un poco mejor, dado que la cantidad de ciudadanos que sufren inseguridad alimentaria se reduce en 425.000, producto de las ligeras mejoras en Guatemala, Honduras y El Salvador.

En donde la situación sí empeoró fue en Haití, nación que padece la peor crisis alimentaria de ALC, con cerca de 166.000 individuos en esta situación.

El estudio empezó una escalada del 1 al 5 para medir la situación alimentaria de los países, en donde 1 significa poca o ninguna, 2 una situación de estrés, 3 una crisis, 4 una emergencia y 5 una catástrofe.

De los 9,5 millones de haitianos analizados en el escrito, el 18% está en el nivel 4, el 31% en el nivel 3, el 27% en el 2 y el 24% en el 1. La muestra de Honduras fue de 9,7 millones de personas, en donde el 4% se ubica en el nivel 4, el 21% en el 3, el 35% en el dos y el 40% en el 1.

Guatemala tiene una realidad similar. De los 17,6 millones de personas estudiadas, el 3% estaba en el nivel 4, el 21% en el 3, el 36% en el 2 y el 40% en el 1. Mientras que dentro de los 10,6 millones de personas de República Dominicana, el 14% estaba en el 3, el 32% en el 2 y el 53% en el 1.

Los casos de Nicaragua y El Salvador son particulares, por la falta de datos disponibles. En el primero se supone que según los datos oficiales, de los 6,3 millones de individuos estudiados, el 97% se encuentra en el nivel 1 o 2 y solo el 3% está en el 3 o peor, aunque los datos son limitados.

De los 6,3 millones de personas analizadas en El Salvador, el 86% de las personas no fue analizado y el otro 14% se encuentra en el nivel 3 o peor.

A nivel general se puede decir que, para 2023, no había personas en ALC que se ubiquen en el rango de catástrofe, que 3 millones de personas estaban en la fase de emergencia, que 11 millones estaban en el nivel de crisis y que, había 15,7 millones en el nivel de estrés.

Al analizar las causas, el documento apunta a que la crisis climática mermó la producción de cereales de Haití, lo que fue incentivado por la escasez de semillas e insumos agrícolas.

Algo similar ocurrió en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, en donde la producción nacional de sus cultivos básicos (maíz y frijol) se vio afectada por las lluvias irregulares, afectando, sobre todo, a las personas que dependían de la agricultura de subsistencia.

En materia económica se estima que 2,6 millones de personas padecieron altos niveles de inseguridad alimentaria. Ecuador, Perú y República Dominicana enfrentaron una ola de migrantes y refugiados, que llegaron al país en un momento en el que el precio de los alimentos se encareció y las dificultades macroecnómicas ocasionaron dificultades en el mercado internacional.