¿Fiestas sin alcohol? La tendencia que desafía al sector de entretenimiento

Algunos estudios indican que el precio de las bebidas se ha encarecido. Archivo | La Estrella de Panamá
Aramis Cornejo, representante de la Asociación de Bares, Restaurantes y Discotecas (Arbyd). Dayana Navarro | La Estrella de Panamá
  • 04/11/2025 00:00

La industria panameña atribuye este cambio a una generación que pasó mucho tiempo confinada por la pandemia, incidiendo en su conducta social, pero con una tendencia fitness más marcada

El sector de bares, restaurantes y discotecas enfrenta un nuevo y significativo desafío económico que se suma a la recesión general: un cambio sustancial en los patrones de consumo de alcohol entre los jóvenes tras la pandemia. Así lo ha señalado Aramis Cornejo, representante de la Asociación de Bares, Restaurantes y Discotecas (Arbyd), indicando que esta tendencia podría estar ligada a una menor frecuencia de salidas o a un menor atractivo del ocio nocturno tradicional.

Cornejo enfatizó que, si bien la recesión económica impacta directamente en el gasto discrecional, como el ocio local, el cambio conductual de las nuevas generaciones es un factor estructural que requiere adaptación. “Los jóvenes consumen menos alcohol, lo cual no es malo, pero hay que darle la vuelta para poder incentivar a que socialicen y se diviertan de una forma más responsable,” declaró.

Mirada internacional

Las alertas son cada vez más evidentes, ya que miembros de la generación Z, aquellos nacidos entre 1997 y 2012, han decidido adoptar una postura más cautelosa respecto al alcohol, centrando su atención en su bienestar físico y mental.

Un estudio realizado por Berenberg Research destaca que los jóvenes de esta generación consumen un 20 % menos de alcohol por persona que los millennials (nacidos entre 1981 y 1996) a la misma edad, lo que revela una clara tendencia a reducir el consumo de bebidas alcohólicas.

Además, el 64 % de los jóvenes de la generación Z tiene la intención de continuar bebiendo menos que las generaciones anteriores a lo largo de su vida, lo que demuestra que esta tendencia no es un cambio pasajero, sino una decisión consciente y arraigada en sus hábitos.

“Este cambio de actitud está impulsado por una mayor conciencia social sobre los riesgos del alcohol, la difusión de contenido educativo en redes sociales y las advertencias previas de organismos oficiales de salud sobre sus efectos nocivos”, señaló el Dr. Omer Awan, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, a Univisión.

Factores

El representante de Arbyd atribuye este cambio a una generación que pasó mucho tiempo confinada, está más rezagada socialmente y tiene una fuerte sujeción a internet y redes sociales. Además, notó una tendencia fitness más marcada.

“El ser humano nunca va a dejar de socializar. Nuestros bares, restaurantes, discotecas se tienen que adaptar y hablar en lenguaje de las nuevas generaciones,” afirmó Cornejo, subrayando que la supervivencia y el crecimiento del sector dependen de esta readaptación.

Las declaraciones de Cornejo coinciden con las de Patrick Markey, profesor de psicología y fundador del Interpersonal Research Lab en la Universidad de Villanova, quien en un artículo del sitio web The Story explicó que para la generación Z, estar entre amigos no siempre implica tener una cerveza en la mano, ya que los vínculos se construyen en un streaming compartido, en una clase de pilates o dentro de videojuegos.

Producción en alarma

The Story detalló que entre 2024 y 2025, el mercado global del alcohol ha mostrado señales claras de que algo profundo está cambiando. Las grandes compañías, que por décadas parecían intocables, hoy enfrentan caídas que reflejan no solo la presión de los consumidores, sino también la mirada cada vez más escéptica de los inversionistas. Sin embargo, aclaró que la caída en el consumo de alcohol no se explica únicamente por cambios culturales. El precio de beber también se ha encarecido.

Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censo de Panamá (INEC) reflejan una contracción significativa en la industria de fabricación de bebidas alcohólicas, una confirmación indirecta de que el consumo en categorías tradicionales está a la baja.

Según el informe de Producción de Bebidas Alcohólicas del INEC, al comparar los periodos de enero a mayo de 2025 con los mismos meses del año anterior (cifras preliminares y recientes), la producción total de bebidas alcohólicas en el país disminuyó un 11.8 %.

Las caídas más notables se concentraron en las categorías históricamente dominantes y populares entre el público masivo:

Ron: la producción se desplomó un 45.1 %.
Ginebra: registró una disminución del 23 %.
Seco (Licor Nacional): la producción decreció un 16.8 %.
Cerveza: la categoría de mayor volumen también experimentó una baja del 10.7 %.
Estrategia de adaptación

Ante la disminución en el consumo de bebidas alcohólicas tradicionales, la industria panameña está buscando nichos y alternativas. Según el representante de Arbyd, la diversificación de productos es una de esas alternativas, ya que han observado la tendencia mundial de introducir opciones sin alcohol, como cervezas sin alcohol e incluso licores destilados sin alcohol, buscando captar al consumidor consciente.

Otra estrategia, dijo, con la implementación de eventos en horarios más tempranos, como coffee parties o fiestas fitness, busca atraer a un público que prefiere actividades diurnas o ligadas al bienestar físico.

Cornejo reiteró que la clave del entretenimiento radica en la experiencia, no solo en el producto. Si el turismo –motor clave del sector– se mantiene o crece, el entretenimiento debe estar a la altura para ofrecer la vivencia completa.

Concluyó que la industria no está destinada a morir, sino a transformarse. Asimismo, instó a las autoridades, como la Alcaldía de Panamá a apoyar la realización de grandes eventos (citando el ejemplo de Premios Juventud) como un motor fundamental para dinamizar el sector, generar empleo y reactivar la economía ligada al turismo.

Aramis Cornejo
Representante de Arbyd
Los jóvenes consumen menos alcohol, lo cual no es malo, pero hay que darle la vuelta para poder incentivar que socialicen y se diviertan de una forma más responsable”