Colombia reconoce su responsabilidad por asesinato de periodistas de ‘El Espectador’ tras 34 años
- 25/07/2025 19:22
La declaración se dio durante el Festival Gabo de Periodismo, con presencia de familiares y organizaciones como la SIP y la FLIP. El Estado colombiano reconoció públicamente este viernes su responsabilidad internacional por fallar en la protección de los periodistas Julio Daniel Chaparro y Jorge Enrique Torres, del diario El Espectador, asesinados hace 34 años en la localidad de Segovia, en el departamento de Antioquia (noroeste).
Chaparro, cronista y poeta de 29 años, y Torres, reportero gráfico de 38, fueron asesinados por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) el 24 de abril de 1991 cuando buscaban información para un trabajo periodístico sobre la matanza de más de 40 personas ocurrida en 1988 en Segovia.
El reconocimiento de responsabilidad hace parte de un acuerdo de solución amistosa alcanzado en abril pasado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) entre las dos familias y el Estado que se materializó en el marco del Festival Gabo de Periodismo que comenzó este viernes en Bogotá.
“Hoy, el Estado colombiano reconoce su responsabilidad por no haber actuado con la diligencia debida para prevenir el crimen, investigar los hechos y sancionar a los responsables del asesinato (...) reconocemos que durante décadas este crimen permaneció en la impunidad, negando justicia a sus familias, a sus colegas de la prensa y a toda la sociedad colombiana”, dijo la ministra de Cultura, Yannai Kadamani, quien representó al Gobierno.
Kadamani señaló que Chaparro y Torres, “con sus palabras y sus imágenes dignificaron la vida de muchas personas”, y manifestó que “su labor como periodistas no solo fue un acto de oficio, fue un ejercicio de ciudadanía crítica y ética, de defensa de los derechos humanos y de compromiso con la memoria colectiva”.
“Este acto no borra el dolor pero representa un paso fundamental hacia la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición”, expresó por su parte la defensora del Pueblo, Iris Marín.
Al dirigirse a las madres, esposas e hijos de los dos periodistas, presentes en el acto, Marín señaló que la ceremonia de hoy es “también un homenaje a su persistencia, a su dignidad”, por no abandonar la búsqueda de justicia.
“La fuerza de la familia nos recuerda que la dignidad también se hereda”, manifestó la defensora del Pueblo.
Periodismo valiente
Para llegar a un acuerdo con el Estado ante la CIDH, las dos familias tuvieron el apoyo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que ha seguido el caso desde sus inicios, y de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).
Al referirse a Chaparro y Torres, el vicepresidente regional de la SIP para Colombia y director del diario El Tiempo, Andrés Mompotes, señaló que “ambos encarnaban el periodismo valiente, que quiere ir donde otros no quieren ir, que busca comprender la realidad del conflicto y hacerlo con rigor”.
“Cuando se mata un periodista por contar la verdad se priva a toda la sociedad de una mirada crítica (...) y cuando ese crimen queda impune se deja un mensaje terrible, de que es posible callar la verdad sin consecuencias”, alertó.
“Que su memoria nos recuerde que informar es una forma de servir y que la justicia, aunque tarde, puede y debe llegar”, concluyó Mompotes.
El esclarecimiento de este crimen ha avanzado poco y las decisiones contradictorias tomadas por la justicia, una de las cuales fue que la Fiscalía detuvo a dos responsables del asesinato que salieron de prisión poco después porque otro fiscal consideró que las pruebas estaban viciadas, según la FLIP.
El acto de hoy incluyó una conmovedora representación teatral de las últimas horas de los dos periodistas en Segovia, un pueblo minero de Antioquia donde fueron asesinados de noche al salir de un restaurante en el que los había citado una fuente que nunca llegó.
“Mi padre supo mostrar la violencia sin mostrar a los muertos y sin hacer protagonistas a los villanos”, manifestó Daniel Chaparro Díaz, hijo del periodista.
Por su parte, Alexandra Torres Mora, una de las hijas del reportero gráfico, lo recordó como “un fotógrafo de corazón” que hizo “millones de disparos y de ráfagas de fotografías, las que sí deben existir”.
La directora ejecutiva de la FLIP, Sofía Jaramillo, recordó que “más de 160 periodistas han sido asesinados en Colombia por razones de su oficio” y señaló que “cada uno de ellos representa una vida interrumpida por contar, una historia inconclusa”.
El reconocimiento de responsabilidad del Estado colombiano incluye la creación de un premio honorífico regional en las categorías de crónica y de fotografía que llevará el nombre de los dos periodistas y la construcción de un mural en memoria de ambos en Bogotá.
El Estado colombiano reconoció públicamente este viernes su responsabilidad internacional por fallar en la protección de los periodistas Julio Daniel Chaparro y Jorge Enrique Torres, del diario El Espectador, asesinados hace 34 años en la localidad de Segovia, en el departamento de Antioquia (noroeste).
Chaparro, cronista y poeta de 29 años, y Torres, reportero gráfico de 38, fueron asesinados por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) el 24 de abril de 1991 cuando buscaban información para un trabajo periodístico sobre la matanza de más de 40 personas ocurrida en 1988 en Segovia.
El reconocimiento de responsabilidad hace parte de un acuerdo de solución amistosa alcanzado en abril pasado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) entre las dos familias y el Estado que se materializó en el marco del Festival Gabo de Periodismo que comenzó este viernes en Bogotá.
“Hoy, el Estado colombiano reconoce su responsabilidad por no haber actuado con la diligencia debida para prevenir el crimen, investigar los hechos y sancionar a los responsables del asesinato (...) reconocemos que durante décadas este crimen permaneció en la impunidad, negando justicia a sus familias, a sus colegas de la prensa y a toda la sociedad colombiana”, dijo la ministra de Cultura, Yannai Kadamani, quien representó al Gobierno.
Kadamani señaló que Chaparro y Torres, “con sus palabras y sus imágenes dignificaron la vida de muchas personas”, y manifestó que “su labor como periodistas no solo fue un acto de oficio, fue un ejercicio de ciudadanía crítica y ética, de defensa de los derechos humanos y de compromiso con la memoria colectiva”.
“Este acto no borra el dolor pero representa un paso fundamental hacia la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición”, expresó por su parte la defensora del Pueblo, Iris Marín.
Al dirigirse a las madres, esposas e hijos de los dos periodistas, presentes en el acto, Marín señaló que la ceremonia de hoy es “también un homenaje a su persistencia, a su dignidad”, por no abandonar la búsqueda de justicia.
“La fuerza de la familia nos recuerda que la dignidad también se hereda”, manifestó la defensora del Pueblo.
Periodismo valiente
Para llegar a un acuerdo con el Estado ante la CIDH, las dos familias tuvieron el apoyo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que ha seguido el caso desde sus inicios, y de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).
Al referirse a Chaparro y Torres, el vicepresidente regional de la SIP para Colombia y director del diario El Tiempo, Andrés Mompotes, señaló que “ambos encarnaban el periodismo valiente, que quiere ir donde otros no quieren ir, que busca comprender la realidad del conflicto y hacerlo con rigor”.
“Cuando se mata un periodista por contar la verdad se priva a toda la sociedad de una mirada crítica (...) y cuando ese crimen queda impune se deja un mensaje terrible, de que es posible callar la verdad sin consecuencias”, alertó.
“Que su memoria nos recuerde que informar es una forma de servir y que la justicia, aunque tarde, puede y debe llegar”, concluyó Mompotes.
El esclarecimiento de este crimen ha avanzado poco y las decisiones contradictorias tomadas por la justicia, una de las cuales fue que la Fiscalía detuvo a dos responsables del asesinato que salieron de prisión poco después porque otro fiscal consideró que las pruebas estaban viciadas, según la FLIP.
El acto de hoy incluyó una conmovedora representación teatral de las últimas horas de los dos periodistas en Segovia, un pueblo minero de Antioquia donde fueron asesinados de noche al salir de un restaurante en el que los había citado una fuente que nunca llegó.
“Mi padre supo mostrar la violencia sin mostrar a los muertos y sin hacer protagonistas a los villanos”, manifestó Daniel Chaparro Díaz, hijo del periodista.
Por su parte, Alexandra Torres Mora, una de las hijas del reportero gráfico, lo recordó como “un fotógrafo de corazón” que hizo “millones de disparos y de ráfagas de fotografías, las que sí deben existir”.
La directora ejecutiva de la FLIP, Sofía Jaramillo, recordó que “más de 160 periodistas han sido asesinados en Colombia por razones de su oficio” y señaló que “cada uno de ellos representa una vida interrumpida por contar, una historia inconclusa”.
El reconocimiento de responsabilidad del Estado colombiano incluye la creación de un premio honorífico regional en las categorías de crónica y de fotografía que llevará el nombre de los dos periodistas y la construcción de un mural en memoria de ambos en Bogotá.