Mundo

¿Cuánto cuesta un cónclave?

Una vista general muestra a la multitud frente a la basílica de San Pedro por la noche, durante el cónclave para elegir a un nuevo papa, el 7 de mayo de 2025.
Esta fotografía muestra humo negro saliendo de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal de que los cardenales no lograron elegir a un nuevo papa en la primera votación de su cónclave en el Vaticano.
  • 08/05/2025 00:00

Miles de fieles se congregan en la plaza de San Pedro para presenciar la elección del sucesor del papa Francisco. El Vaticano cubre los gastos ceremoniales, mientras que Italia se encarga de la seguridad, con un costo inicial estimado en 5 millones de euros

Miles de fieles acuden a la plaza de San Pedro a partir de este miércoles para seguir la elección del sucesor del papa Francisco. El Vaticano, sin dar detalles de ello, asume los gastos de las ceremonias, y el Estado italiano se encarga de los costos de la seguridad.

En 2005, los funerales del papa Juan Pablo II y la elección de su sucesor, Benedicto XVI, le costaron 7 millones de euros (cerca de 8 millones de dólares al cambio actual) a las arcas del Vaticano, según un balance publicado por la Santa Sede.

Pero el Vaticano no informa con la misma transparencia sobre sus cuentas cada año, aunque se sabe que el déficit de estas va en aumento.

Después de la renuncia de Benedicto XVI en 2013, la Santa Sede no detalló cuánto costó el cónclave que condujo a la elección de Francisco. Solo dijo que ese año tuvo un déficit de 24 millones de euros (unos 27 millones de dólares al cambio actual).

11.900 agentes de seguridad

Pero Gianni Alemanno, entonces alcalde de Roma, pidió al Estado que ayudara al municipio y cifró en 4,5 millones de euros (5,1 millones de dólares) los gastos relacionados con el transporte y la seguridad, tanto en Roma como en el Vaticano.

Desde los acuerdos de Letrán, firmados en 1929 por el Vaticano e Italia, la Policía italiana y la gendarmería vaticana se encargan de velar por la seguridad en las inmediaciones del Vaticano y en la plaza de San Pedro, donde se anunciará el nombre del que será el sucesor de Francisco.

De momento, aún no se “cifró” el coste total para el Estado italiano, indicó a finales de abril el ministro de Protección Civil, Nello Musumeci, quien, sin embargo, dijo que “se adoptó ya una medida para los primeros cinco millones de euros”.

El gobierno recordó que en 2005, 11.900 agentes de seguridad, mil bomberos y 5.000 funcionarios trabajaron en el marco del funeral y del cónclave.

Con todo, la ciudad de Roma y el sector hostelero pueden esperar beneficios: según la asociación de protección de los consumidores Codacons, los “precios en Roma” de los hoteles y alojamientos alcanzaron “niveles estratosféricos” durante el funeral de Francisco, entre 200 y 2.000 euros (230 y 2.300 dólares) por habitación en establecimientos próximos al Vaticano, mientras que en general oscilan entre los 170 y los 780 euros (entre 193 y 885 dólares).

Déficit crónico

La Santa Sede no dio información sobre los costes del cónclave que empezó este miércoles, y su portavoz, Matteo Bruni, se limitó a recordar que no habrá ningún “patrocinador” publicitario.

Para la ocasión, se hizo venir desde todo el mundo a los cardenales y sus asistentes, darles alojamiento, comida, servicio de lavandería y preparar la capilla Sixtina para el cónclave y la plaza de San Pedro, tanto para el funeral de Francisco como para la futura proclamación del nuevo papa.

Un conjunto de medidas que lastrarán aún más las finanzas de la Santa Sede, cuyo gobierno central (la Curia) tenía un déficit de unos 30 millones de euros (34 millones de dólares al cambio actual) en 2022, por unos ingresos de 769 millones de euros (872 millones de dólares), según el Vaticano.

Con la idea de poner orden en las finanzas vaticanas y combatir el fraude, el papa Francisco creó en 2014 el poderoso Secretariado para la Economía. El organismo asumió la tarea de vender cada año partes del inmenso patrimonio del Vaticano, con el objetivo de recabar entre “20 y 25 millones de euros” anuales, según dijo en 2022 su prefecto, el sacerdote español Juan Antonio Guerrero.

Pero el microestado continúa sufriendo la caída de las donaciones de los fieles y por inversiones financieras de rendimiento incierto.

Su imagen también se vio empañada por escándalos de malversación, que salpicaron, por ejemplo, al influyente cardenal Ángelo Becciu, a quien no se le permitió votar en este cónclave.

Los cardenales no logran elegir al sucesor de Francisco en primer intento

Primera votación, fumata negra. Los cardenales no llegaron este miércoles a un acuerdo sobre el sucesor del papa Francisco y permanecerán aislados del mundo hasta que un nombre consiga al menos 89 de los 133 votos.

Un lamento de 50.000 personas agolpadas en la plaza de San Pedro del Vaticano acompañó la columna de humo que emanaba de la pequeña chimenea de cobre ubicada en el tejado de la Capilla Sixtina donde ocurre todo el proceso.

No fue una sorpresa. La elección ya preveía más negociaciones y varias votaciones para llegar a un nombre de consenso entre los “bergoglistas” de Francisco y el ala más conservadora que criticó mucho el pontificado reformista del primer papa latinoamericano, enfocado en los pobres.

El primer escrutinio se conoció tres horas y cuarto después del “extra omnes”, la orden de “todos fuera” para que los “príncipes de la Iglesia” se encierren y den inicio a este ritual que data de la Edad Media.

El cónclave actual es incierto y no hay claros favoritos.

La Capilla Sixtina fue acondicionada con varias hileras de mesones con telas marrones y rojas, sobre las cuales estaba el nombres de cada elector.

“Me emociona, no importa que el humo sea negro, demuestra que el Espíritu Santo está trabajando”, dijo a AFP James Kleineck, un turista de 37 años de Texas. “Pronto habrá otras votaciones, tendremos nuestro papa”.

La fumata negra estuvo precedida por la confusión en la plaza de San Pedro, cuando las pantallas que proyectaban la imagen de la chimenea se fueron a negro antes del esperado momento. Y el anochecer volvió complicado distinguir el color del humo en un primer momento.