Divisiones ante conflicto de EE. UU. e Irán dificultan un consenso de Latam en la OEA
- 25/06/2025 00:00
Cuba, Nicaragua y Venezuela se solidarizaron con su aliado político y económico Irán, mientras que Argentina insistió en su apoyo al presidente Donald Trump. Chile, Colombia y Brasil condenaron los bombardeos de EE. UU. por presuntamente violar el derecho internacional Las reacciones “divergentes” de los gobiernos latinoamericanos ante la decisión de EE.UU. de atacar a Irán pusieron en evidencia la compleja y dividida geopolítica actual en la región, lo cual podría complicar un consenso en la 55.ª Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que comienza el miércoles en Antigua y Barbuda.
“Las respuestas regionales divergentes a los ataques estadounidenses no fueron una sorpresa”, dijo a EFE Jason Marzack, director del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council, quien afirmó que cada país demostró el “grado de cercanía” a la administración de Donald Trump.
Esto “se reflejó en gran medida en la naturaleza de las reacciones de los países”, que se apresuraron a condenar o apoyar a Washington tras los bombardeos del fin de semana sobre tres instalaciones nucleares iraníes.
Cuba, Nicaragua y Venezuela se solidarizaron con su aliado político y económico, Irán, mientras que Argentina insistió en su apoyo a Trump.
Por su parte, Chile, Colombia y Brasil condenaron los bombardeos de EE.UU. por presuntamente violar el derecho internacional y contribuir a una escalada en la violencia. Washington ha justificado las acciones militares como un paso necesario hacia el alto el fuego entre Israel e Irán anunciado el lunes.
Según Marzack, La Habana y Caracas “siempre aprovechan cualquier oportunidad para plantarle cara a Estados Unidos”, pero reconoce que “hace tres años habría sido una sorpresa que el presidente colombiano se aliara con Irán”. “Mucho ha cambiado con [Gustavo] Petro”, sostiene.
“Lo que vimos es que la mayoría de los gobiernos que se han acercado a EE.UU. durante la administración de Trump adoptaron una postura mesurada ante las acciones estadounidenses o expresaron su apoyo incondicional”, advierte.
Aunque según Marzack las relaciones bilaterales “no cambiarán en función de las reacciones a EE.UU.”, lo sucedido “puso en relieve cómo los líderes latinoamericanos ven sus relaciones con Washington en la actualidad”.
“Esto afectará a todos los demás puntos de la agenda” regional, añade el investigador.
Las diferencias se pondrán en evidencia en la 55.ª Asamblea General de la OEA, prevista del 25 al 27 de junio, la primera bajo el nuevo secretario general del organismo, el surinamés Albert Ramdin. Se espera que la reunión se centre en reformas “para garantizar que la institución se adapte a los nuevos tiempos”, vaticina Marzack.
Esta semana, EE.UU. había pedido a los países latinoamericanos definir “de qué lado están” en el conflicto con Irán antes de la reunión.
La cita de la organización - de la que Cuba, Venezuela y Nicaragua ya no forman parte - servirá a Washington para “reafirmar el liderazgo de EE.UU.” en la zona, donde buscan “apoyar la gobernabilidad democrática y el Estado de derecho”, dijo el lunes una alta funcionaria del Departamento de Estado.
Es muy probable que las actuales divisiones puedan dificultar el consenso en un foro tan diverso.
Sin embargo, las posibilidades que abre son mucho mayores. “Con tantos desafíos en nuestro hemisferio, la reunión de la OEA ofrece una oportunidad para seguir trazando el rumbo hacia una mayor cooperación para abordar los desafíos regionales compartidos”, advierte Marzack.
Las reacciones “divergentes” de los gobiernos latinoamericanos ante la decisión de EE.UU. de atacar a Irán pusieron en evidencia la compleja y dividida geopolítica actual en la región, lo cual podría complicar un consenso en la 55.ª Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que comienza el miércoles en Antigua y Barbuda.
“Las respuestas regionales divergentes a los ataques estadounidenses no fueron una sorpresa”, dijo a EFE Jason Marzack, director del Centro para América Latina Adrienne Arsht del Atlantic Council, quien afirmó que cada país demostró el “grado de cercanía” a la administración de Donald Trump.
Esto “se reflejó en gran medida en la naturaleza de las reacciones de los países”, que se apresuraron a condenar o apoyar a Washington tras los bombardeos del fin de semana sobre tres instalaciones nucleares iraníes.
Cuba, Nicaragua y Venezuela se solidarizaron con su aliado político y económico, Irán, mientras que Argentina insistió en su apoyo a Trump.
Por su parte, Chile, Colombia y Brasil condenaron los bombardeos de EE.UU. por presuntamente violar el derecho internacional y contribuir a una escalada en la violencia. Washington ha justificado las acciones militares como un paso necesario hacia el alto el fuego entre Israel e Irán anunciado el lunes.
Según Marzack, La Habana y Caracas “siempre aprovechan cualquier oportunidad para plantarle cara a Estados Unidos”, pero reconoce que “hace tres años habría sido una sorpresa que el presidente colombiano se aliara con Irán”. “Mucho ha cambiado con [Gustavo] Petro”, sostiene.
“Lo que vimos es que la mayoría de los gobiernos que se han acercado a EE.UU. durante la administración de Trump adoptaron una postura mesurada ante las acciones estadounidenses o expresaron su apoyo incondicional”, advierte.
Aunque según Marzack las relaciones bilaterales “no cambiarán en función de las reacciones a EE.UU.”, lo sucedido “puso en relieve cómo los líderes latinoamericanos ven sus relaciones con Washington en la actualidad”.
“Esto afectará a todos los demás puntos de la agenda” regional, añade el investigador.
Las diferencias se pondrán en evidencia en la 55.ª Asamblea General de la OEA, prevista del 25 al 27 de junio, la primera bajo el nuevo secretario general del organismo, el surinamés Albert Ramdin. Se espera que la reunión se centre en reformas “para garantizar que la institución se adapte a los nuevos tiempos”, vaticina Marzack.
Esta semana, EE.UU. había pedido a los países latinoamericanos definir “de qué lado están” en el conflicto con Irán antes de la reunión.
La cita de la organización - de la que Cuba, Venezuela y Nicaragua ya no forman parte - servirá a Washington para “reafirmar el liderazgo de EE.UU.” en la zona, donde buscan “apoyar la gobernabilidad democrática y el Estado de derecho”, dijo el lunes una alta funcionaria del Departamento de Estado.
Es muy probable que las actuales divisiones puedan dificultar el consenso en un foro tan diverso.
Sin embargo, las posibilidades que abre son mucho mayores. “Con tantos desafíos en nuestro hemisferio, la reunión de la OEA ofrece una oportunidad para seguir trazando el rumbo hacia una mayor cooperación para abordar los desafíos regionales compartidos”, advierte Marzack.