Deudas de la Asamblea
- 31/10/2025 00:00
Este jueves 30 de octubre concluyeron las sesiones ordinarias del pleno de la Asamblea Nacional, dejando tras de sí la sensación de que las promesas de cambio dentro de la institución se disuelven lentamente entre el burocratismo y la resistencia de ciertos sectores a renunciar a sus privilegios. Los discursos de cara a la galería, protagonizados por el autodenominado “bloque opositor” —que agrupa a diputados de Vamos, así como a miembros de los partidos Panameñista, Cambio Democrático, MOCA y el Partido Popular—, han quedado, hasta ahora, en meras declaraciones sin efecto. Si bien es cierto que reformar instituciones ancladas en profundas redes clientelares y estructuras obsoletas representa una tarea compleja que exige amplios consensos políticos, lo preocupante es que no hay señales de que tales consensos estén siquiera en construcción. De un lado, persisten los diputados de partidos tradicionales, empeñados en conservar sus beneficios a toda costa; del otro, algunos parlamentarios independientes parecen más concentrados en el espectáculo de las redes sociales que en promover debates sustantivos. El mensaje que la Asamblea transmite a la ciudadanía resulta desalentador: a pesar del aparente “refrescamiento” en la composición del hemiciclo, el órgano legislativo continúa actuando de espaldas al país y distante de las necesidades más apremiantes de la población. La situación se torna aún más preocupante ante los debates que se avecinan, como el del embalse del río Indio y la posible reapertura de la mina de Donoso, ambos impulsados como banderas estratégicas por el Gobierno. Todavía queda un periodo más de sesiones y un breve margen para rectificar el rumbo antes de que la percepción ciudadana sobre el Legislativo termine por confirmar lo ya sabido: que, a fin de cuentas, son más de lo mismo.
