Editorial

La decadencia de los partidos

Entrelíneas
La política, en vez de ser el arte de construir futuro, se ha convertido en una subasta de voluntades. Imagen de ChatGPT
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  • 16/05/2025 00:00

En toda democracia los partidos políticos son trascendentales. Son mucho más que simples vehículos electorales. Son el puente entre la ciudadanía y el poder, los espacios donde se discuten las ideas, se forman liderazgos y se construyen visiones de país. Sin embargo, en Panamá se ha vaciado de sentido. Lo que alguna vez fueron puentes de ideales, plataformas de pensamiento, espacios de lucha por el bien común, hoy parecen ser cascarones oxidados, cada vez más alejados de la ciudadanía y más obsesionados con el poder por el poder.
Ya no se definen por ideas, sino por intereses. Se mueven no al ritmo de las convicciones, sino del clientelismo. La política, en vez de ser el arte de construir futuro, se ha convertido en una subasta de voluntades. La plata corre y con ella se arrastra lo que quedaba de dignidad institucional. Hay partidos que ya no saben lo que son ni por qué existen, más allá de la utilidad electoral o el acceso al botín del Estado. Las bases no militan, calculan; los dirigentes no inspiran, negocian. No hay debates sobre modelo de país, justicia social o reformas urgentes. Y mientras tanto, no existe un oposición consolidada sana en democracia, no hay un liderazgo inspirador, fuerte. Panamá merece partidos que vuelvan a mirarse por dentro, coaliciones fieles a sus principios y referentes para los nuevos líderes.