Navidad, un sentido que no se puede perder
- 25/12/2025 00:00
La Navidad no es una fecha cualquiera. Es una sacudida moral que vuelve cada año para recordarnos que la vida tiene un sentido que va más allá del ruido, del consumo y de la prisa. En su raíz, esta celebración reivindica una idea poderosa: la dignidad humana como centro, la humildad como fuerza y el amor como acto concreto, no como consigna. Cuando se vacía de ese significado, la Navidad se vuelve decorado. Luces sin propósito, mesas abundantes sin mirada al otro, palabras repetidas que no transforman nada. Pero su esencia es otra: una invitación a poner a los últimos en el centro, a reconocer que la verdadera grandeza no está en el poder ni en la acumulación, sino en la capacidad de servir, compartir y cuidar. En un país como Panamá, atravesado por desigualdades persistentes, esta fecha debería incomodar. La Navidad no puede convivir en paz con la indiferencia. Nos obliga a preguntarnos qué tipo de sociedad estamos construyendo, cómo tratamos al más vulnerable, qué lugar ocupa la compasión en nuestras decisiones cotidianas. Celebrarla sin ese examen es traicionar su sentido más profundo. La fe que inspira la Navidad no se mide por rituales ni discursos, sino por gestos. Por la solidaridad que no se anuncia, por la justicia que se defiende incluso cuando no conviene, por la empatía que rompe la lógica del “cada uno por lo suyo”. Allí está su verdadera fuerza transformadora. Que esta Navidad no sea solo una pausa en el calendario, sino un recordatorio exigente. Que nos devuelva lo esencial y nos haga mejores, no solo más festivos. ¡Feliz Navidad!