Nefasto cortoplacismo

El panorama de protestas y huelga ponen de relieve una realidad que nos recuerda lo mal que estamos al momento de trabajar hacia el futuro cuando se trata de políticas públicas. Gran parte de la crisis que vivimos hoy, se pudo prevenir si se hubieran tomado todas las previsiones advertidas en el momento en que se discutió la Ley 51 que reformó la Caja de Seguro Social (CSS) en 2005. Una normativa que agravó el problema de la institución y los sucesivos gobiernos tampoco cumplieron con las pocas cosas positivas de la Ley. De haberlo hecho, el actual gobierno tendría mayor margen de maniobra para resolver la crisis sin una convulsión social. Ahora enfrentamos un escenario similar, con una Ley 462 impopular, que surgió de un acuerdo cupular y débil, por lo que no ha conseguido evitar el avance de una tensión social con consecuencias imprevisibles. Los problemas de Panamá son muchos y estructurales. No podemos continuar a golpe de cortoplacismo y medidas que priorizan la sobrevivencia política momentánea por encima del país y los ciudadanos. Sin políticas de Estado alineadas con un proyecto de nación, bajo un liderazgo coherente, seguiremos en el mismo círculo vicioso.