No es el mal tiempo, es la desidia
- 29/10/2025 00:00
La educación en la Comarca Ngäbe‑Buglé se ha convertido en una paradoja sangrante: un derecho que exige arriesgar la vida para cumplirlo. Este mes, dos niñas de 5 y 8 años murieron arrastradas por la corriente del río que cruzaban para regresar a sus hogares por asistir a clase. Según un reciente informe de la Fundación para el Desarrollo Sostenible de Panamá y Jóvenes Unidos por la Educación, en la comarca se han registrado entre 55 y 70 muertes de estudiantes en los últimos 25 años, simplemente por cruzar ríos o caminos peligrosos para llegar a la escuela. Esto no es un problema de “mal tiempo” o tragedia natural: es la consecuencia de una omisión sistemática e histórica del Estado en garantizar lo más elemental, educación accesible y segura. El informe lo dice con claridad: “el derecho a la educación no debe ponerse por encima del derecho a la vida”. La geografía montañosa, la escasa infraestructura, la falta de transporte y de puentes adecuados son rutas de muerte para quienes deberían estar aprendiendo. Ante esta tragedia no podemos mirar para otro lado. Es irrenunciable que las autoridades declaren ésta una crisis educativa y de infraestructura en la zona. Que se construyan puentes ahora. Que se garantice vida y escuela, no escuela a costa de la vida. Porque, el estudiar no debe ser héroe-acto, sino derecho garantizado.