Tragedias en los PH

Entrelíneas
Fachada del edificio Alsacia Tower, en la Vía Ricardo J. Alfaro. Archivo / La Estrella de Panamá
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  • 21/10/2025 00:00

La explosión ocurrida el pasado jueves en Alsacia Tower, en la Vía Ricardo J. Alfaro, que dejó una persona fallecida, dos heridos —incluyendo un menor de nueve años— vuelve a poner sobre la mesa una verdad incómoda: en Panamá seguimos jugando con fuego en lo que respecta a la seguridad de los edificios y los sistemas de gas. Según el cuerpo oficial de estadísticas de los bomberos de Panamá, en lo que va de 2025 las atenciones por escapes de gas superan las 600 intervenciones. Eso significa que no estamos ante un hecho aislado, sino ante un patrón de riesgo creciente. Cuando se analiza la clase de siniestros ocurridos en torres residenciales y de oficinas en la ciudad, encontramos antecedentes que demuestran que estas tragedias no son nuevas. En noviembre de 2022, una explosión en el edificio PH Urbana, dejó unos 20 heridos y la evacuación de aproximadamente 600 personas. En mayo de 2019, una explosión en el edificio PH Costa Mare, en Don Bosco, dejó un bebé de 10 meses fallecido y 13 personas heridas. ¿Qué nos dicen estos datos? Que el riesgo es estructural y persistente. Que tener una “prueba de hermeticidad” o contar con sistemas de seguridad no basta si la gestión, el mantenimiento, la supervisión y la cultura de prevención fallan. El llamado de los organismos responsables es inequívoco: cada instalación de centro de lavado, calentador o cualquier equipo que modifique la conexión de gas debe contar con una empresa certificada y personal debidamente acreditado. Y la administración del edificio debe ser notificada. Nada de esto es negociable. Ahora bien, las responsabilidades deben superar lo individual: debemos cuestionar el modelo operativo, la supervisión regulatoria, el cumplimiento de normas y, sobre todo, la cultura ciudadana. La prevención no puede estar en la reacción, sino en la anticipación. No podemos seguir contando el número de heridos y muertos, ni evacuando a miles de personas, solo para lamentarnos después.